Publicado en El Norte de Castilla el 6 de septiembre de 2013

Fue el 23 de julio de 1988. Bruce Springsteeen paseaba aburrido por las calles de Copenhague cuando vio a un músico callejero. Se acercó a él, le pidió una guitarra y comenzó a tocar en mitad de la calle marcándose, delante de un puñado de afortunados, un mini concierto (felizmente filmado por un transeúnte). No era la primera vez ni sería la última que el Boss hacía algo parecido. Las sombras anónimas que nos regalan música en las aceras de las grandes ciudades forman parte del evangelio springstiniano de perdedores. Sombras como la de Malik Yaqub, uno de los mejores saxofonistas de los años 50, que acabó tocando los últimos años de su vida en la madrileña plaza de Callao. Después de compartir escenario con figuras legendarias del jazz, un desgarro amoroso y una enfermedad degenerativa en sus manos terminó con sus huesos en las calles de Madrid. Fue detenido y recibió una orden de expulsión del país por no tener papeles. El año pasado murió y ya nos quedaremos con las ganas de saber si pasaría el casting que tiene previsto realizar el Ayuntamiento de Madrid a los músicos callejeros. Es la última moda: acosar a los músicos y amenazarles con quitarles el instrumento con el que se ganan la vida. Hoy mismo los telediarios escupían un video de una docena de agentes reduciendo a un músico que debía tocar mal. Tal vez por eso Ana Botella ha decidido hacer pruebas de idoneidad. Dicen que es para regular, para evitar ruido y molestias a los vecinos (de hecho la ordenanza prevista obligará a los músicos a cambiar de ubicación cada dos horas). En realidad, les jode ver su villa olímpica llena de gitanos rumanos con acordeones o de mariachis tontorrones. A muchos políticos y comerciantes les molesta toda esta chusma que afea el centro de Madrid o la puerta de sus negocios. Las limosnitas por la gloria de Bach ya no valen. A examinarse toca para pedir limosna. ¿Quién hará los castings? ¿Cuántos habrá al año? ¿Habrá que pagar una tasa? ¿Serán licencias renovables? ¿Alguien examinó a los banqueros, a Díaz Ferrán, a Bárcenas? ¿Y a la señora Botella alguien la examinó? ¿Pasaría Springsteen el casting?