Publicado en El Norte de Castilla el 11 de octubre de 2013
A la hora de escribir estas letras se desconoce todavía el nombre del elegido para engrosar el Olimpo de los dioses literarios. Hace unos días, Santiago Roncagliolo incendió las redes sociales y puso nerviosos a los popes de la alta cultura con un artículo (titulado Yo sé quién no ganará el Nobel) en el que afirmaba sin tapujos que ya era hora de que dieran el Premio Nobel de Literatura a Stephen King. E insistía en algunos puntos muy interesantes. Por ejemplo que la mayoría de esnobs que desprecian a Stephen King no lo conocen: “lo detestan porque no lo han leído, y no lo han leído porque lo detestan. Si lo echaran un vistazo, descubrirían a un narrador de historias excepcional”. Concluyendo con algo que ya todos sabemos, que los prejuicios de la alta cultura son demasiado fuertes. Se quedaba muy corto: en realidad desprecian la cultura popular. La única forma de que los críticos con pretensiones de trascendencia den algo de cancha a la novela de género es que algún escritor consagrado baje a las barricadas y escriba una. Ha sucedido ya en algunos casos, sobre todo en el terreno de la novela negra. También Miguel Delibes escribió una novela de género, en este caso una novela histórica, y los guardianes de las esencias tuvieron que claudicar. El Hereje entró por la puerta grande en los salones más exclusivos y, además, cautivó al gran público. Ahora la Fundación Miguel Delibes nos regala una fascinante exposición que muestra el armazón narrativo de la novela y recrea la vida y el viaje de Cipriano Salcedo a la Europa de Lutero para adquirir libros y traerlos clandestinamente a la España de la Inquisición. Podemos ver el manuscrito de la novela además de materiales relacionados con los hechos narrados, entre los que destacan originales de Erasmo o Calvino, un ejemplar de la bula contra Lutero, un impresionante relieve de Juan de Juni que representa una Quema de Libros y un retrato anamórfico de Carlos V que habría puesto cachondo a mi amigo Arcimboldo. En fin todo un maravilloso viaje a través de los libros prohibidos y un alegato a favor de la libertad de conciencia y la libertad de elección.