Un agente del FBI, Aldo Sax, investiga quince extraños asesinatos: “Detuvimos a un chaval de veinte años que trabajaba como dependiente en una vieja librería. Su cuñado había hallado doce manos humanas envueltas en paquetes individuales en su congelador y aviso al FBI. El chico confesó seis asesinatos sin rechistar. Detuvimos a un borracho vagabundo al que sorprendimos con tres cabezas humanas dentro de una bolsa de supermercado. Sólo confesó tres de los crímenes. Dimos por sentado que se trataba de un imitador pero era imposible porque los detalles de los primeros asesinatos no se habían publicado en ninguna parte. Además aquellos hombres no se conocían. De las seis víctimas restantes cuyo asesino desconocíamos, cuatro formaban parte de la misma familia: se trataba de la abuela, los padres y su hija de nueve años. El hijo que había sobrevivido nos confesó que los había despedazado y se había quedado con los pulgares como recuerdo. Así que tenemos tres culpables para trece asesinatos idénticos y dos asesinatos más todavía sin esclarecer. Además, los acusados no se conocen ni tienen ningún vínculo en común. Es un caso raro de cojones”.
Esto sólo es el principio de la nueva joya de Alan Moore. Porque, de inmediato, las pistas llevan al agente del FBI hasta el Club Zothique y hasta Johnny Carcosa, un extraño fulano que trafica con algo llamado el Aklo. Todo tendrá un espeluznante desenlace que abre la puerta a la segunda historia del cómic, ambientada años después y protagonizada por dos agentes que continúan la investigación iniciada por Aldo Sax. Y lo hacen en un manicomio que es donde está recluido el agente del FBI…. Luego los agentes viajarán a Salem y se internarán en un túnel oscuro y aterrador, lleno de violencia, terror y sexo. Por supuesto, las referencias a Lovecraft y a sus obras son continuas y todo está lleno de guiños y homenajes, con una última y muy desasosegante teoría: ¿Y si Lovecraft no se inventó todos los horrores que describió en sus relatos? La solución en este apasionante comic ganador del Premio Bram Stoker de 2012. Una auténtica delicia y la constatación de que parte de la mejor literatura que se escribe en la actualidad está en las manos del bardo de Northampton.