Publicado en El Norte de Castilla el 9 de mayo de 2014

Abusar de ruedas de prensa con plasma incorporado es lo que tiene. Que se pierden tablas. Y reflejos. Dice una leyenda urbana que Rajoy ha dado una entrevista. Cara a cara. Y lo ha hecho en territorio comanche. Ha pillado, además, con una Pepa Blanco guerrera. Cualquiera que escuche las respuestas y/o balbuceos del presidente puede pensar que se trata de algún montaje para un programa de humor. Sólo sacamos en claro que va a ir a la final de la Champions. Pepa Bueno critica la política de Merkel y Rajoy la defiende con el argumento de que gobierna “con los socialistas”. Y lo remata con una frase que te viene a decir que lo de votar es simplemente un trámite: “Al final, somos todos los mismos”. Con un par. Pero nada como el balbuceo/contestación cuando la periodista le echa en cara que anuncie que al final de su legislatura habrá menos parados que cuando llegó a la Moncloa (21,8%) y lo haga justo cuando el gobierno ha enviado a la EU un plan de estabilidad que asegura que el paro estará al final de la legislatura en el 23,1%. “Bueno, si vamos a entrar en los detalles…”, contesta nuestro líder. Es lo que tiene el cuerpo a cuerpo. Que se te ven las vergüenzas a la mínima. Algo parecido le ha sucedido a Elena Valenciano. El titular de la entrevista pone los pelos de punta: “Jesucristo, el Che y Felipe González estaban en la misma dimensión”. Y lo que sigue te hace pensar que la candidata socialista ha entrado en trance: que ella es “la chica de ayer”, que lo que conoce de Jesucristo es gracias a la ópera rock Jesucristo Superstar, que sus músicos preferidos son Vivaldi, Lennon y Pitbull, que ha transitado de Jesucristo a la revolución. A la revolución buscando cinco años de nómina europea, se supone. Claro que si escuchas lo que dice el candidato Cañete uno tiene la impresión de que piensa que los españoles somos memos. Y tal vez sea verdad. Entre PP y PSOE acumulan casi mil imputados y más del 80% de los votos en todas las elecciones. No tenemos perdón. Vivimos en un chiste. Ya saben: entran en un bar Jesucristo, el Che y Felipe González y va el camarero y, desconcertado, dice: esto es un chiste de Elena Valenciano, ¿no?