Publicado en El Norte de Castilla el 2 de septiembre de 2015
La vida es, a veces, una máquina de triturar problemas y conflictos. Quizá por eso sobrevivimos, porque nos hemos acostumbrado a tapar una tragedia con otra tragedia. Ahora ya casi nadie se acuerda de Grecia. Ha vuelto el fútbol, el protagonismo del dúo cómico Rajoy/Mas y la nueva edición de Gran Hermano. Hasta hemos olvidado el calvario de los refugiados sirios y aquel disgusto que nos dieron publicando la foto del niño ahogado mientras nos amenazaban con hordas de parias que venían a robarnos el wifi a los europeos. Vuelvo como casi siempre al maestro Aute que habla del rapto de la antigua Europa y de que ya no va a lomos del Toro sino de la tropa. Se trata de una canción que publicó hace cinco años sobre una Atenas en llamas, callada y con lágrimas de ira frente a la impostura de un Occidente narciso e insolente que la está rompiendo a trizas. Lo que no profetizó Aute es que el pueblo de Grecia votase a un partido de izquierdas con medidas anti-austeridad y que luego un 70% respaldara a su gobierno para que dijera NO al chantaje europeo y, en unos días, los mismos gobernantes elegidos se pasaran por el arco de triunfo la voluntad soberana y se arrodillasen ante la troika. Es lo que hemos aprendido este verano. Que no sirve de nada votar. Que ya sabemos quién manda. Que no sirve de nada sentirnos dueños de nuestro futuro gracias a las urnas si, al final, quienes van a tomar las decisiones van a ser unos burócratas a los que sólo les interesa cobrar una deuda (que es más bien una monumental estafa) aunque para ello exijan que se viva por debajo del umbral de la dignidad. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, ha hablado de puro espíritu de venganza y de completa destrucción de la soberanía nacional. Otros dicen que Grecia es ahora más europea y Europa más alemana. Algunos más osados sostienen que Alemania perdió dos guerras pero esta tercera la llevan muy bien. Los más ingenuos sospechamos que con estos rescates algunos se están comprando un cachito de Grecia a precio de saldo. De lo que no se dan cuenta es de que cuando desvalijen Grecia irán a por otros países. Y nosotros llevamos muchos boletos en esa lotería de la infamia.