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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

PARÍS MON AMOUR

Publicado en El Norte de Castilla el 20 de noviembre de 2015

Adoro París. He perdido ya la cuenta de la cantidad de veces que he estado allí. A París siempre vuelvo. Siempre regreso. Es la ciudad que he elegido para escapar, para reencontrarme, para volver a creer. Llevo media vida obsesionado con vivir al menos un par de años fuera de España y París es la ciudad que tiene todos los boletos de resultar la elegida. Debo de ser de los pocos españoles a los que les gusta todo lo francés, incluidas sus películas. Pero la pasión por París va más allá. Dicen que París bien vale una misa. ¿Y bien vale una mezquita? ¿Y bien vale una guerra? Si París sangra, Europa llora. Y en ésas estamos. Por supuesto, je suis Paris. Todos somos París. París siempre es una buena idea, decía Audrey Hepburn metida en la piel de Sabrina. O dicho a lo Hemingway, París siempre está conmigo porque París es una fiesta. Ahora han llegado unos malnacidos que nos han jodido la fiesta. Desde el pasado viernes, somos menos humanos. Malditos los terroristas, malditos los que manipulan sus cerebros, malditos los que siembran las semillas del odio sobre los adoquines del horror y malditos los que les venden las armas. Lo que deberíamos de tener muy claro, eso sí, es que si vence el miedo, ellos habrán ganado. Es que si tras el horror y el abatimiento triunfa el odio y la pérdida de libertad, ellos habrán ganado. Es que si ahora comenzamos a demonizar a los refugiados y a los musulmanes, ellos habrán ganado. Es que si nuestros políticos reaccionan en caliente y no se les ocurre otra cosa que bombardear una ciudad de 220.000 habitantes llena de civiles, ellos habrán ganado. De hecho, los perros de la guerra están relamiéndose de gusto y la gentuza del Frente Nacional frotándose las manos. Queda, sin embargo, un resquicio de esperanza. Lo supe cuando vi que el estado francés cerraba las fronteras pero los parisinos abrían las puertas de sus casas. En París nuestra cabeza es un carnaval de confeti que no puede reventar ningún Kalashnikov. Estos pinches cabrones no se dan cuenta de que estamos todos en el café de Rick cantando La Marsellesa. No se dan cuenta de que siempre nos quedará París.

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Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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