Publicado en El Norte de Castilla el 15 de enero de 2016
Empezar el año y darse cuenta de que todo sigue igual Y no solo igual sino asquerosamente igual. Al comenzar el año comprobamos, además, que los mejores son los que se van. Incluidos los inmortales. El hombre que compró el mundo, el hombre de las estrellas, el de los héroes del Muro de Berlín, el hombre que vivió en Marte, Ziggy Stardust, el Duque Blanco, el mito camaleónico del pop, el más elegante, andrógino, culto, seductor y rebelde. Bowie for president. Lo haría mejor que los líderes con cerebro de siluro que nos representan en la actualidad. Se van los inmortales y nos quedamos con los inmorales. Pintan bastos. Dejando a un lado noticias desoladoras como los ataques sexuales en Colonia que dejan campo libre a los extremistas, o la sangría de mujeres españolas asesinadas, o que a un partido de gánsteres la gente les siga votando, o que, en fin, el pequeño Nicolás vaya a cobrar tres mil euros al día mientras muchos de nuestros jóvenes más preparados tienen que emigrar, todo lo acapara estos días un juicio real y el tema catalán. Para lo primero, sólo ver a la Abogacía del Estado defender que se archive la acusación contra la Infanta Cristina con el argumento de que el lema “Hacienda somos todos” debe circunscribirse al ámbito de la publicidad, simplemente produce arcadas. Para lo segundo, parece evidente que hemos dejado el incendio en manos de pirómanos. La CUP, tan íntegra y subversiva ella, arrodillándose ante la derecha más retrograda; el señor Mas regalándonos una frase para la posteridad (“lo que las urnas no nos han dado se ha corregido con la negociación”); el Rey plantando a Forcadell; el Parlament poniendo al mando a un radical; y el Rey (again) y Rajoy saltándose la tradicional coletilla de agradecimiento de servicios prestados. Todo parece apuntar a una huida hacia adelante en Cataluña y una huida hacia atrás en España. ¿Estos tipos, los de uno y otro lado, no saben lo que es el diálogo? ¿Estos tipos no saben que se les paga por eso? Que hablen, que deliberen, que se hagan un grupo de whatsapp si quieren, pero que habiliten una solución y que dejen de dar el coñazo. Los unos y los otros. Aplicable, por supuesto, al tema de pactos electorales y al sursuncorda. Qué hartazgo. No te lo perdonaré jamás, Carmena.