Publicado en El Norte de Castilla el 18 de junio de 2020
Estamos locos por alcanzar la nueva normalidad pero algo nos impulsa a seguir inmersos en esta surrealista pesadilla. Por eso algunos ven cocodrilos surcando las aguas del Pisuerga y a otros les pone cachondos la idea de que un cocodrilo del Nilo haya venido a visitarnos. El resultado es una montaña de chistes, memes y noticias que han traspasado fronteras. Lo del 2020 está siendo de coña y la aparición del cocodrilo la guinda del pastel. Gracias a él hemos aprendido muchas cosas. Hemos aprendido que el cocodrilo del Nilo es una especie peligrosa a diferencia de otros cocodrilos que solo son campechanos. Que un cocodrilo suelto en un año de mierda como este es el menor de nuestros problemas. Que el cocodrilo, en caso de estar escondido por aquí, no podrá volver al Nilo hasta que termine la fase 3. Que el Gobierno ha ocultado, seguro, el verdadero número de cocodrilos en Valladolid. Que nunca está Cocodrilo Dundee cuando se le necesita. Que en España no distinguimos un cocodrilo de una nutria pero todos vemos llegar las pandemias como expertos virólogos y los penaltis los vemos hasta con los ojos tapados. Pronto nos olvidamos de aquella mujer china que en febrero desató en Pucela la psicosis por un posible caso de coronavirus. El cachondeo entonces fue generalizado y ya sabemos lo que ocurrió. Por eso la fantasmal aparición de este cocodrilo tiene toda la pinta de anunciar una invasión de nutrias gigantes, dinosaurios y dragones. Hemos visto las suficientes películas de desastres para saber que algo va a ocurrir. Solo podemos decir hasta luego, cocodrilo.