Regresar a James Hadley Chase siempre es apostar por caballo ganador. En La caída de un canalla, seleccionada por Borges y Bioy Casares para su colección de literatura policiaca, nos regala acción incesante, intriga, mucha emoción, un plan criminal perfecto, suplantación de identidad, doble juego, codicia y asesinatos. La acción se desarrolla en la elitista Paradise City. Allí el ambicioso enano Ticky Edris ha tardado años en preparar el plan perfecto para atracar un banco. Para ello solo necesita dos cómplices: un guapo estafador y una bella e inteligente rubia. Al principio de la novela una prostituta drogadicta es asesinada, al igual que su hija. La clave es que el padre de la joven es el presidente de uno de los bancos con mayor movimiento de dinero de los Estados Unidos. Comienza el plan urdido por Edris. Al principio todo marcha sobre ruedas, pero las personalidades de los tres miembros de la banda pronto entrarán en ebullición poniendo en peligro el perfecto plan. La joven poco a poco comienza a cambiar. Ella siempre ha vivido en un ambiente duro y criminal pero, al aterrizar en su nueva vida, comienza a plantearse muchas cosas y no está dispuesta a perder los privilegios de esa nueva vida. El guapo estafador no tarda en hacer gala de un débil carácter, de unos nervios poco recomendables y de una estulticia a prueba de bombas. Y, en fin, el amo de la función, el canalla enano se va convirtiendo poco a poco en un personaje siniestro, con ambición desmedida e inteligencia poco común. La consecuencia es que los tres acaban chocando y el plan se va desmoronando poco a poco. Todas las novelas de Chase tienen títulos muy bien escogidos. En esta ocasión el título original es “The way the cookie crumbles”, es decir algo así como “la manera en la que la galleta se deshace”, que haría referencia a cómo el plan perfecto empieza a desmoronarse poco a poco. Al imaginativo traductor no se le ocurrió otra cosa que traducir el título por “La caída de un canalla”, pervirtiendo no solo la idea principal del título sino también un último diálogo en el que el propio Ticky Edris se lamenta de cómo se ha torcido su plan. En fin, dejando eso a un lado otra fabulosa novela del gran James Hadley Chase, una historia adictiva que no puedes dejar de leer en la que el autor, con maestría increíble, disecciona las mentes criminales de los tres protagonistas y nos enseña cómo un plan perfecto puede zozobrar en un abrir y cerrar de ojos. Todo ello sin héroes. A James Hadley Chase no le hacían falta.