Publicado en El Norte de Castilla el 27 de abril de 2024
1) El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el imperativo (lo dice Daniel Pennac). 2) Narrar es igual que jugar al póker y el secreto consiste en parecer mentiroso cuando estás diciendo la verdad (y viceversa). 3). El que no sueña, no vive, y la mejor forma de soñar es leer. 4) Solo se puede leer con entusiasmo, de la misma forma que solo se puede escribir con escepticismo. 5) Vivir sin leer es temerario porque te exige creer en todo lo que te digan y te obliga a conformarte con la vida. 6) Nuestra biblioteca y nuestro idioma son nuestra patria. 7) Leemos para saber que no estamos solos (Anthony Hopkins en “Tierras de penumbra”). 8) La legítima pretensión de llegar a un público amplio no tiene por qué estar reñida con la escritura exigente. 9) La literatura es fascinar, por eso valoro más la fuerza interior de un escritor que su talento formal. 10) Ni olvidamos ni perdonamos el que Mecano empleara la rima “no hay marcha en Nueva York y los jamones son de york”. 11) La literatura es un acto de seducción o, dicho de otra forma, la literatura es atrapar al lector en una tela de araña. 12) Los libros, al igual que las mentes y los paraguas, solo sirven si se abren. 13) La literatura es esencialmente memoria. 14) Se abren gimnasios y se cierran librerías, es decir que dentro de poco habrá generaciones con cuerpos danone y mentes vacías (verás qué gracia cuando Descartes se entere de que hay muchas personas que no piensan, pero sí existen). 15) Toda la literatura es una nota a pie de página del Quijote. 16) El gran poder de la novela es darle al mundo lo que le falta (Carlos Fuentes). 17) Una novela puede ser al mismo tiempo formalmente imperfecta y excepcional. 18) La literatura se alimenta de sí misma todo el tiempo. 19) En el género de la novela cabe todo; de hecho, su única ley es la ausencia total de ley. 20) Si la vida te miente te haces parapetos con poemas (El último de la fila).
APRENDIZAJES: Gracias a los libros he aprendido que existen muchas preguntas y casi ninguna respuesta. He aprendido que las pocas respuestas que hay están precisamente en los libros. He aprendido que las calles están llenas de sirenas con el corazón roto. He aprendido que hay muchos locos viviendo en los vestíbulos. He aprendido que el camino es largo y tortuoso y que el kilómetro 94 es inalcanzable. He aprendido que la única manera de asaltar el castillo blanco es bombardear desde la periferia. He aprendido que donde fracasa la geografía la novela descubre paisajes y nuevas fronteras. He aprendido que cuando la realidad no puede con la injusticia siempre podremos echar mano de nuestros héroes literarios. He aprendido que nunca hay una puerta sola, que hay espejos, laberintos y nieblas. He aprendido que hay tormentos que no deberían escribirse, pero también que el invierno es tremendamente largo sin recuerdos (y mucho más largo sin libros). He aprendido que leer es como besar y a quien no lo hace con frecuencia se le nota en la lengua. He aprendido que hay que leer porque leyendo te instruyes, viajas, abres tu corazón y tu alma. He aprendido que leer te hace libre. He aprendido a surcar mares junto al capitán Nemo. He aprendido a jugar al cíclope con la Maga. He aprendido, gracias al inspector Méndez, a hacer unos calamares a la Vargas Llosa. He aprendido a comprender las instrucciones de uso de la vida. He aprendido a viajar al País de Nunca Jamás. He aprendido a surcar el corazón de las tinieblas. He aprendido que en un agujero en el suelo vivía un hobitt. He aprendido a leer el mapa de la isla del tesoro. He aprendido a regresar en sueños a Manderley. He aprendido a dar la vuelta al mundo en 80 días. He aprendido a luchar a espada con D’Artagnan. Así que no te lo pienses más: sé un libro, my friend.