Publicado en El Norte de Castilla el 28 de septiembre de 2024
La sangrienta batalla Pablo Motos / David Broncano es el nuevo duelo al sol del que todo el mundo habla. Dicen que nunca se había vivido un duelo así en la televisión. Todo empezó cuando (según las malas lenguas) el Gobierno decidió parar los pies a Motos al constatar que El Hormiguero, nacido como programa de entretenimiento, dedicaba cada vez más tiempo a poner de vuelta y media a Pedro Sánchez. Así las cosas, y como si se tratase del fichaje de una estrella del fútbol, TVE anunció a bombo y platillo el desembarco en su parrilla de David Broncano. Al saberse que La Revuelta iba a costar 14 millones por 160 programas (87.500 euros por emisión) la oposición, siempre con el cuchillo entre los dientes, se lanzó a degüello contra TVE por utilizar dinero público para hacer competencia a un programa de una televisión privada llegando incluso al absurdo de proclamar a los cuatro vientos que, por culpa del dinero que se pagaba a Broncano, se dejarían de construir hospitales y escuelas. Es curioso que todos los que se llevan las manos a la cabeza por esta cuestión no hagan lo mismo al conocer la larga lista de medios ultraconservadores que reciben ingresos del erario público, lo que algunos conocen como la fachosfera de Ayuso, que adjudica hasta ocho millones de euros anuales a cabeceras afines, muchas de ellas seudoperiódicos digitales especializados en publicar todo tipo de bulos. Por otro lado, la lista de programas de TVE que cuestan o han costado más que La Revuelta es amplia. Por ejemplo, Bertín Osborne con su casposo programa que apenas contaba con un par de cámaras y costaba 120.000 euros por entrega. O el patético “Hermanos a la obra” de Chábeli y Julio José Iglesias que fue un fracaso absoluto y que costó 244.665 euros por capítulo. Mención especial para el ínclito Carlos Herrera que, al conocer el fichaje de Broncano, entró en combustión cargando contra el Gobierno y asegurando que el programa “está financiado con dinero de los impuestos para convertir TVE en un altavoz del sanchismo”. Se le olvidaba al tipo que prometió exiliarse a Somalia si ganaban las izquierdas que, en época de Rajoy, él tuvo un programa en TVE que fue cancelado por sus bajos índices de audiencia, un programa, por cierto, que costaba cuatro veces más que el de Broncano. Y en ésas estamos ahora. Que si Motos. Que si Broncano. Que si las entrevistas babosas de uno y las surrealistas del otro. Que si los tertulianos patéticos del uno o los seudohumoristas lamentables del otro. En resumen, la superficialidad y la nada. Eso sí, el efecto Streissand volviendo a funcionar al comprobar que La Revuelta es tan solo un programa de televisión y no el estercolero comunista que denunciaba la caverna de extremo centro. En la lucha fratricida parece ganar Broncano, aunque Motos, al que no le gusta ni perder a las canicas, ha sacado todo el arsenal. Antena 3 lleva dos semanas sin emitir anuncios durante el programa para que el público no se vaya y, aunque en el choque directo gane Broncano, el alargar El Hormiguero hasta las 23,30 hace que su media total suba y pueda anunciar siempre que es líder de su franja. Por si eso fuera poco, te lleva a Antonio Banderas o a Johnny Deep frente a cirujanos, escritores antropólogos, surfistas ciegos o medallistas olímpicas. Eso sí, yo a Broncano se la tengo jurada desde el día que llevó a La Resistencia al gran Ian Anderson al que le hizo una entrevista de vergüenza ajena. En fin, que en esta guerra conmigo no cuenten. Salvo que el entrevistado me interese mucho (y a riesgo de cabrearme por el tono que le den a la entrevista los presentadores-estrella), prefiero ponerme una serie o una película. Por ejemplo, “Duelo al sol”. A ver si, de una vez por todas, me entero si Motos es Gregory Peck y Broncano Joseph Cotten (o viceversa). Y si Jennifer Jones, por la que pugnan los dos hermanos, es la audiencia, ¿quién de los dos morirá abrazado a ella?