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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

EL LIRIO DE FUEGO

Todas las novelas ambientadas en los años cardinales (los años en los que gobernaban en Francia Richelieu y Mazarino) acaban estando en mi punto de mira. Así llegó “El lirio de fuego”, de Vic Echegoyen. Su sinopsis prometía: Francia, durante la guerra de los Treinta Años. El cardenal Richelieu encarga a León, Secretario de Estado y jefe de sus espías, que lleve a cabo una arriesgada misión secreta en territorio enemigo: encontrar, capturar y deshacerse de la mujer más peligrosa de Francia. Mientras ella burla a su perseguidor una y otra vez, León va descubriendo el pasado de la enigmática mujer: una aventurera que, surgida de los bajos fondos, repudiada desde niña por los suyos y marcada a fuego por la Inquisición, conquistará las cortes de Londres y París gracias a sus encantos y a un ingenio sin escrúpulos. En su afán de venganza, pasará a ser doble agente y enemiga acérrima de su protector, el cardenal, cuyo destino está ligado inexorablemente al suyo y a quien desafiará en un juego mortífero de intrigas y traición en el que ambos arriesgarán su fortuna, su vida y la paz en Europa.
La hábil y bella mujer que se ganó la confianza del cardenal Richelieu (quien no sospechaba ni por asomo su verdadera identidad) es inquietantemente descrita al comienzo de la novela:

“Es un conspirador, un espía y un traidor sin escrúpulos, capaz de matar a cualquiera que se interponga en su camino. Habla varios idiomas con fluidez, puede cambiar de identidad rápidamente, y se mueve con la misma facilidad en Francia, en Inglaterra y en los territorios del imperio”.

El libro tiene un excelente trabajo de documentación y está presentado de una forma bastante original con cada de sus capítulos narrados en primera persona por distintas voces, todo ello además contado de una forma no lineal. Hay tres hilos conductores: la historia del cardenal Richelieu y su familia, la de la protagonista (llamémosla Milady) y la del espía que la persigue.

Todo lo que había leído de “El lirio de fuego” era muy atractivo. La mayoría coincidía en que se trataba de una novela que debería ser considerada un libro de culto para todos los lectores de Alejandro Dumas. Cada vez estoy más convencido de la importancia de tener un batallón de seguidores que se muevan muy bien por las redes sociales. Vic Echegoyen lo debe de tener. Todas las opiniones que encontré sobre “El lirio de fuego” eran altamente elogiosas. Algunas veces sus fans se pasaban de frenada en los elogios, sobre todo cuando le intentaban comparar con Dumas. Las comparaciones son odiosas, y en este caso mucho más. Algún ejemplo: “La novela sigue la de Dumas, pero con un contexto histórico más elaborado”. Otro: “Toma un hilo de la historia de Los Tres Mosqueteros, se centra en él y lo desarrolla a un nivel mucho más adulto y maduro”. Uno más: “Esta novela se basa en los mismos hechos que hicieron famoso a Alexandre Dumas con Los tres mosqueteros, pero está narrado de una manera completamente diferente, más adulta, madura y mucho más profunda”. En fin, para qué seguir. Quizá mis expectativas eran demasiado grandes. Mi conclusión es que comparar “Los tres mosqueteros” con “El lirio de fuego” es como comparar a Dios con un skinhead. Sobre lo de que es más adulta, madura y mucho más profunda, con la crítica que eso conlleva a la novela de Dumas, prefiero ni comentarlo. Lo único que se me ocurre es que esos lectores/fans leyeron alguna versión reducida de la magna obra de Dumas.

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Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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