Publicado en El Norte de Castilla el 18 de enero de 2025
Vamos a contar mentiras, tralará. Por lo que se ve, el nuevo orden mundial se vestirá con los ropajes de los bulos o no se vestirá. Goebbels al poder, o sea. Decía el ministro de Propaganda del Tercer Reich que una mentira mil veces repetida se transforma en verdad y ese parece ser el paradigma de la posverdad que han hecho suyo los nuevos amos del planeta. La última coz la ha dado Zuckerberg al anunciar el cierre de su programa de verificación de hechos en Estados Unidos. Renuncia a controlar las noticias falsas y se sube al carro ganador de los grandes embusteros del planeta. El gurú de Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, ha perdido el culo para alinearse con Trump y Elon Musk. Es decir que, con los cambios que va a aplicar Meta en sus redes, cualquiera podrá decir y, convertir en viral, salvajadas como que los migrantes se comen nuestros perros, o imitar los eructos de Elon Musk acusando, por ejemplo, al Primer Ministro del Reino Unido de ser cómplice de violaciones de menores a cambio de votos. Todo vale. Libertad para mentir, difamar y manipular. Barra libre en las redes a la mentira y al bulo. Es el signo de los nuevos tiempos. La mentira no te va a pasar factura. ¡Todo lo contrario! Durante su mandato presidencial Donald Trump soltó 25.000 mentiras. Lo hizo en todas las materias en las que se pronunció. Lo hizo hasta el final, hablando de fraude en las elecciones que perdió. Todo ello le ha servido para volver a la presidencia. Parece evidente que a estos hiper mega millonarios (¡billonarios del mundo, uníos!) sólo les importan sus negocios y, con el poder que tienen, gobernar el mundo como si fuese una empresa. Como si fuese, en realidad, su empresa. Y si para conseguir lo que quieren tienen que abrir sus puertas a la ultraderecha mundial lo van a hacer. Al fin y al cabo, son de los suyos. Sin ir más lejos, Elon Musk ha afirmado recientemente que la formación de extrema derecha AfD es la única capaz de “salvar a Alemania”. Las trompetas apocalípticas del neofeudalismo digital ya resuenan por todos los lados. La libertad de los plutócratas de aplastar al más débil, el viejo salvajismo de la ley del más fuerte, las redes sociales convertidas en armas de destrucción masiva de la verdad y la formación crítica, estercoleros digitales usados como canales de propaganda y desinformación, todo eso en una época en la que la difusión de bulos influye cada vez más en la opinión pública y en los procesos democráticos. Bueno, al final eso es lo que buscan. Que la verdad y la mentira valgan lo mismo. Embrutecer a las masas. Imponer la polarización. Entre la IA, que se confunde con lo que es real, y el imperio de las fake-news que se nos viene encima nos va a quedar un mundo muy bonito. Por cierto, minutos después del anuncio de Zuckerberg, Trump afirmó no descartar el uso de la fuerza para controlar el Canal de Panamá, prometió cambiar el nombre de Golfo de México por Golfo de América y habló de sus intenciones de anexar Canadá y Groenlandia por “seguridad nacional”. Algo que sonaba a lo mismo que decía Hitler cuando hablaba del espacio vital de Alemania y tuvo la criminal ocurrencia de invadir Polonia. Y ya sabemos lo que pasó luego. En Dinamarca le han contestado al supremacista de pelo naranja como se merece, manifestando que ellos también están interesados en adquirir el territorio de los Estados Unidos y así dotar a los americanos de educación y salud gratuita entre otras muchas cosas, algo con lo que lograrían hacer grande al país otra vez. Y han añadido, echando mano de la ironía, que con la educación que tienen en la actualidad es muy probable que los estadounidenses ni siquiera sepan dónde se ubican Groenlandia y Dinamarca. En fin, el lunes toma posesión de su cargo el delincuente arrogante y trolero. Veremos si sigue con las bravuconadas. Que va a seguir contando mentiras todo el mundo lo sabe.