John Norton, un famoso piloto de motos, sufre un gravísimo accidente. Es sometido a varias operaciones de las que logra salir, aunque permanece clínicamente muerto durante varios minutos. Mientras se recupera, Norton comienza a traspasar las fronteras de lo desconocido y a ver cosas y acontecimientos extraños, como si pertenecieran a otra vida distinta a la suya.
Como parte de su rehabilitación se instala en un apartamento de Nueva York y, para matar el tiempo, comienza a espiar con unos prismáticos el edificio de enfrente. Se obsesiona con un piso compartido por un matrimonio y una mujer joven, que es, además, amante del marido. Cuando pregunta por ellos, le dicen que ese apartamento lleva más de un mes vacío ya que el hombre, Narrow, un brillante y prestigioso científico, mató a las dos mujeres a hachazos y luego se suicidó. Sin embargo Norton sigue viendo a los tres todas las noches. Para intentar desenredar el misterio, entra en la casa y descubre que en efecto está vacía. Antes de irse, le llaman la atención dos litografías que representan a Enrique VIII….
Al día siguiente, Norton conoce a Yolanda, una pintora que se dedica a hacer copias en el Museo de un cuadro enigmático. Es el retrato de La Viuda Negra, la última mujer que murió en la silla eléctrica en Nueva York, tras asesinar a sus seis maridos. Norton comienza una relación con ella. Poco después, ella desaparece. Cuando entra en su casa, descubre que está vacía y que sólo hay dos litografías de La Viuda Negra….y dos manos impregnadas de sangre. De pronto, Yolanda aparece e intenta asesinarle. En el forcejeo, ella cae desde el piso doce, justo sobre una manifestación maoísta (“sobre su cuerpo roto y bañado en sangre flotaron los pensamientos de Mao”). Norton comienza a investigar todos los hechos aparentemente sobrenaturales que le acosan y conoce en el Museo a otro pintor que hace copias de un retrato de Hitler. Lo sigue y descubre que está montando un ejército nazi en el que están involucrados varios generales.
Paralelamente, Norton conoce las investigaciones que estaba llevando a cabo Narrow, el científico al que espía tras la ventana y que murió un mes antes tras asesinar a las dos mujeres. Narrow estaba trabajando en la construcción de una máquina fantástica capaz de distinguir y localizar las sombras y las voces que se perpetúan en el infinito a través de las ondas….
“Mil millones de ojos” es un tour de force alucinante del siempre sorprendente Silver Kane.
Una delirante historia, en fin, de un autor injustamente menospreciado que en “Mil millones de ojos” nos regala visiones de aquelarre de una máquina (más perfecta que la de Morel) que recoge la vida en 3D de todas las personas, las vivas y las muertas. Una absorbente delicia de la colección “La conquista del Espacio”, una ventana abierta al futuro que permitía a novelistas de imaginación portentosa, como Silver Kane, extenderse en teorías más o menos científicas como la que defiende, en esta ocasión, Narrow, un científico que sostiene que las vibraciones de las ondas se suceden ininterrumpidamente y que, aunque llegan a ser infinitamente débiles, jamás llegan a desaparecer. Por ejemplo, la voz humana….. Y si eso fuera verdad, ¿qué ocurriría si alguien estuviese lo suficientemente preparado y contase con los materiales adecuados para construir una máquina lo bastante sensible para que ciertas voces interesantes para la humanidad y que aún siguen vibrando, llegaran a hacerse oír otra vez? “Por ejemplo la voz de Sócrates. ¿Imagina lo que sería oírla de nuevo? O la voz de Kant. O la de Napoleón. O las canciones de Nerón mientras ardía Roma. Y hasta la auténtica voz de Jesucristo”.