“Por la noche pensé en mi año del Chad mientras velaba el sueño del mal. La matanza de Birnedei me arañaba el alma periódicamente. Ahora había regresado. Nunca había temido a nadie jamás, salvo a los recuerdos y a la conciencia. Quizá había llegado la hora de saldar viejas cuentas”.
El murciélago y el infierno (pág.20), amazon.es