“Cuando me desperté estaba en una playa desconocida. Allí se me apareció Aristófanes hablando en español.
En un perfecto español.
Era clavadito al Locke de Perdidos”.
El murciélago y el infierno (pág.106), amazon.es
Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón.
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