Una joven millonaria, Patricia Blake, recibe una llamada de teléfono por la noche. En ella alguien le comunica que la va a asesinar. Su marido, el escritor de novelas policiacas Richard Blake, también ha recibido una nota avisándole de que su esposa morirá muy pronto… Patricia Blake seguirá recibiendo llamadas, tanto en su casa como en el trabajo. ¡Hasta colgarán un gato muerto en la puerta de su domicilio!
La sucesión de personajes es vertiginosa y todos quedan bajo la lupa del teniente Hasper Wayne, de Homicidios: Norman King (otro escritor de novelas policiacas caido en desgracia), Vanessa Kirby (directora de la casa de moda en la que trabaja Patricia Blake), Ralph Murray (dibujante que trabaja en la misma editorial que Richard Blake), Rhonda Vincent (vecina de los Blake y modelo de portadas), Douglas Meeker (millonario vecino de los Blake) y Jason Lennox (editor de Richard Blake).
Una noche, al regresar a casa tras impartir una conferencia, Richard Blake se encuentra con la policía rodeándola. Han encontrado muerta a su esposa. Le han disparado con una escopeta en el rostro. Pronto Richard Blake descubre que no es su esposa, sino la criada que se había puesto algunas ropas de su mujer.
A partir de este momento, se suceden las situaciones. Todos los personajes parecen, en algún momento, poder ser el asesino aunque pronto alguno queda descartado por el expeditivo método de pasar de ser sospechoso a víctima. Al final, en un abracadabrante juego de manos, la solución al enigma será de lo más insospechada….. Y ahí lo dejo.
Me habían hablado maravillas de Curtis Garland. Los expertos en bolsilibros y en el pulp patrio no dejan de señalar a Juan Gallardo, alias Curtis Garland, como el más grande. Tendré que insistir. “Susurros para el crimen” se deja leer pero está muy lejos de las propuestas y del estilo de mi adorado Silver Kane.