Malone, un reputado científico, comienza a trabajar en “La casa del fuego eterno”, centro nuclear secreto dependiente de la CIA. Ese mismo día se produce un accidente en el que un operario muere quedando fundido en un gran bloque de hierro al rojo vivo. En realidad, como veremos más adelante, se tratará de un subterfugio utilizado para secuestrar a Malone….
Un ex agente de la CIA, Johnny Preston, será el encargado de intentar recuperar al científico y evitar que caiga en manos de gobiernos enemigos. Por el medio conoceremos a la hija de Malone y su triste destino (¿el de ella o el de una mujer completamente idéntica a ella?), conoceremos a varias mujeres más que se disputan el corazón, y otras cosas, del macho-alfa Johnny Preston y sabremos de los turbios tejemanejes del gobierno americano y de la CIA para conseguir, cueste lo que cueste, sus objetivos…. Todo ello en una novela trepidante que no te da respiro y que no deja nada al azar, ni siquiera la habitual traca final en Silver Kane con sorpresas de todo tipo. Eso y un humor corrosivo, a veces desternillante, a veces algo zafio, especialmente en las conversaciones pelín machistas entre Johnny y las mujeres de las que se rodea. Una mezcla de James Bond y Torrente al servicio, eso sí, de una seductora y vertiginosa historia.