Publicado en El Norte de Castilla el 4 de octubre de 2013
Nos tratan ya como a repúblicas bananeras, como a países tercermundistas con deficiente tradición democrática. Este mismo lunes la ONU ha sacado los colores al gobierno español. El grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas o involuntarias de la ONU ha llegado a la conclusión de que, tras casi 40 años de democracia, el Estado español apenas ha dado ningún paso para reparar el dolor de las víctimas y facilitar la investigación de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la Dictadura. Los expertos de la ONU piden al Gobierno español que derogue la parte de la ley de amnistía que obstaculiza la investigación de los crímenes cometidos. También exigen a Rajoy que asuma un papel de liderazgo (aunque lo parezca no es un chiste) y se comprometa a poner en marcha un plan nacional de búsquedas de desaparecidos. En su estudio sobre el terreno habrán sabido de las gracietas de los cachorros del PP con sus continuas apariciones envueltos en simbología fascistoide. O las de unos angelitos de Alianza Nacional asaltando la sede de la Generalitat catalana en Madrid y gaseando a los presentes. Y tantas y tantas actuaciones que delatan a tantos y tantas tontos y tontas. Lo último, el vergonzoso acto de exaltación franquista y nazi que ha tenido lugar en un colegio público de Quijorna, Madrid. La alcaldesa, riéndose aún más de todos nosotros, dice que ni se fijó en las esvásticas ni en las banderas con gallinas. En Alemania constituye un delito mostrar simbología nazi mientras que aquí ha costado más de 30 años retirar símbolos franquistas y, a nada que te despistes, los nostálgicos de Franco te torpedean con su purulenta parafernalia. Los ultras ganan terreno. Esperan su turno. La situación económica es idónea para extender las alas de buitre. No es casualidad que en el registro a la vivienda de un diputado griego de Amanecer Dorado apareciese una bandera franquista. Aunque le disguste, la cúpula del PP tiene que hacer algo. En la ONU y en la Unión Europea no están bien vistos los nazis. No les queda otro remedio que tirar de las orejas a algunos de sus cachorros.