Publicado en El Norte de Castilla el 8 de noviembre de 2013

En la misma semana de la wertgüenza del caso Erasmus, la Comisión Europea da a conocer los resultados del Eurobarómetro referidos a la participación de los europeos en actividades culturales y la vergüenza vuelve a asomar al constatar que al españolito medio la cultura se la trae floja. Estamos a la cola en casi todos los puntos analizados. Muchos ponen como excusa la crisis pero no hace falta escarbar mucho para darse cuenta que este desprecio por lo cultural viene de muy atrás. Según la encuesta los españoles estamos muy por debajo de la media europea en lectura, asistencia al cine y a museos, bibliotecas públicas, conciertos y otros espectáculos. El motivo más habitual es la falta de interés, no la falta de presupuesto, excepto en el cine (un 42% se escuda en que el cine es caro, y debe serlo porque parece que es obligatorio últimamente comprar también cuarenta bolsas de chuches y un cubo de palomitas más grande que el Guggenheim para estar dando por culo durante toda la película). En lo que destacamos, eso sí, es en el uso de Internet para satisfacer necesidades culturales. Por supuesto siempre que sean gratis ya que, aunque  lideramos todos los apartados referentes a Internet y cultura, volvemos a la cola cuando se trata de comprar on line libros, discos o entradas de teatro. Algunos insisten, machaconamente, en el tema de lo caro que son los libros o los discos y señalan que son más baratos en el extranjero olvidándose de que los discos se pueden comprar sin ningún problema por Internet y que los libros son gratis en las Bibliotecas. Además, resulta curioso que muchos de los que se quejan de lo caro que es un libro no pongan las mismas pegas a los precios de los cubatas, de dispositivos electrónicos, de ropa, etc. No nos engañemos, en España la cultura está más despreciada que la perra chica y la perra gorda. Todo es cuestión de educación y el tema tiene mala pinta porque ya sabemos quién es el ministro de la cosa. Es una pena. Somos hijos de los hijos de Velázquez, de Cervantes, de Goya. Sospecho que en poco tiempo muchos los confundirán con unos gañanes que salieron en la octava edición de Gran Hermano.