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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

EL JUEGO DE LOS ANAGRAMAS


A algunos les da por hacer sudokus o jugar a la PSP. A mi me da por juguetear con las palabras. Lo hago practicando ese ejercicio fantástico que es la caligrafía. Y también recordando a mi admirado Georges Perec, a quien no solo le gustaba escribir “me acuerdos” sino que también se mataba a crear palíndromos, acrósticos, anagramas y cualquier otro tipo de juegos literarios. Recuerdo que en una de mis novelas (Boleros de Amsterdam), el protagonista estaba obsesionado con los palíndromos. Ahora a mí me ha dado por construir anagramas. Ya saben, según la RAE, “transposición de las letras de una palabra o sentencia, de la que resulta otra palabra o sentencia distinta; palabra o sentencia que resulta de esa transposición de letras; p. ej., de amor, Roma, o viceversa”.
Algunos anagramas son ya míticos. Por ejemplo, André Breton llamaba a Salvador Dalí “Avida dollars”, recordando su avaricia, ya que debía de ser como el tío Gilito pero con bigotes a la remanguillé. Otros ejemplos que he encontrado por ahí:
Diego Maradona = Mago adinerado
Miguel de Cervantes = Dícese vulgarmente
Carlos Saúl Menem = Es consumar el mal
Joan Manuel Serrat = Mensajero natural
Así que haciendo pruebas y más pruebas me he encontrado, por ejemplo, con que León de la Riva es “Enervado lila” (sglup); o que Rodríguez Zapatero es “Desautorizar juez peligroso” (muy mosqueante, por cierto); o que Pedro Almodóvar tiene varios anagramas posibles como “Derramado polvo” o “Empolvado ardor”; claro que los fans de Jiménez Losantos preferirán “Malvado pedorro”. De todas formas, mi preferido, por lo que es, por lo que representa y por lo genial que me cae el tipo en cuestión, es el anagrama del inigualable José María Aznar: “Amansar ojeriza” (que es una forma muy sutil de guardar rencor: la especialidad, en fin, del profesor de Georgetown).
Es un buen ejercicio para el verano (hacer anagramas, no guardar rencor). Se activa la neurona que tenemos dormida y nos podemos llevar alguna que otra sorpresa: al igual que la vida de da sorpresas, las letras también lo hacen (y no me refiero a las del banco). Pues eso, ¡a hacer anagramas!

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Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


julio 2007
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