“Zakuani comenzó a impacientarse. Miró la pequeña capilla con reclinatorio situada al fondo del despacho y recordó que en el sagrario de plata el Padre Cerler guardaba un libro dictado por Satanás. Un par de veces se lo había enseñado. Lo había hecho con auténtico fervor y terror. De hecho, la llave del sagrario siempre colgaba del cuello del Padre Cerler. Jamás se desprendía de ella. Ni siquiera para dormir”
Escalera al cielo (pag. 23), amazon.com