Publicado en El Norte de Castilla el 11 de abril de 2014

Es difícil saber cómo lo hace. Ha pasado de ser el más progresista y jacarandoso del PP, al más rancio y peligroso. No se ha quedado a gusto con el tema de las tasas judiciales y de la retrógrada ley del aborto. Ahora quiere hacer aforados a la Reina y a los Príncipes de Asturias. Encima, insultando a la inteligencia de los ciudadanos, Gallardón lo justifica diciendo que no es un beneficio para esta casta privilegiada sino “un instrumento para aumentar la seguridad jurídica sobre ciertas personas que el legislador entiende que deben ser objeto de tutela”. Algunos lo defienden diciendo que resulta anómalo el que la Casa Real no  tenga algún tipo de protección legal cuando la tienen tantísimos mindundis. Evidentemente la solución no pasa por ampliar ese privilegio feudal que tienen los aforados para que les juzguen tribunales diferentes de los que juzgan al resto de los españoles sino en  eliminarlo por completo. El mismo portavoz de los magistrados aboga por suprimir totalmente la figura del aforado ya que “es un vestigio del  pasado sin justificación en el siglo XXI”. Aquí da lo mismo. Sólo en repúblicas bananeras los poderosos aprueban leyes para protegerse de la justicia. Y el PSOE, mientras tanto, sin decir ni mu. Bueno, no hace mucho tiempo UPyD intentó que se anulara este privilegio y sólo 19 diputados votaron a favor de la propuesta.  Hasta diez mil  personas (la mayoría políticos) gozan de este privilegio que altera completamente las reglas del juego democrático ya que los delitos de los  aforados no los investiga un juez cualquiera sino unos tribunales cuyos nombramientos están totalmente politizados. Efectivamente, se ponen jueces de confianza en las altas instancias para tener los daños colaterales controlados. Y sí, ya sabemos el chiste del artículo 14, los españoles son iguales ante la ley, etcétera. Por cierto, Francia sólo blinda a sus presidentes y ministros, mientras que en EEUU, Gran Bretaña o Alemania este privilegio ni siquiera existe. Por eso, tal vez, en Alemania sería más difícil que una marquesona arrollase una moto de la policía y se diese a la fuga.