El gran Isidoro de Montemayor regresa de la mano de Alfonso Mateo-Sagasta, uno de nuestros mejores representantes de novela histórica, quien, de paso, repite Premio Espartaco (tras haberlo conseguido hace un par de años con la soberbia “Ladrones de tinta”). En “El gabinete de las maravillas” nuestro peculiar gacetillero se transformará en archivero del marqués de Hornacho e intentará descubrir al autor de un par de asesinatos palaciegos perpetrados en un jardín esperpéntico en forma de gabinete de las maravillas, pequeño santuario de excentricidades y prodigios coleccionado a golpe de talonario por el marqués. En un ambiente atravesado por la picaresca y por una originalísima parada de monstruos, Mateo-Sagasta, con maestría y descripciones sobresalientes tanto del Madrid cortesano como del Gabinete de las Maravillas, nos regala una prosa henchida de ironía, sarcasmo, brillantez y mucha picaresca. Y es que, parafraseando al propio autor, “al mamoncete este le han dado clases de hijoputa”: es el grandioso regreso de Isidoro de Montemayor, insólito detective, gacetillero de tronío, embaucador con la vizcaína siempre preparada y heredero directo de Rinconete y Cortadillo. Por supuesto, ya estamos esperando su nueva aventura.