Silver Kane lo ha vuelto a hacer. Una novela deliciosa, intrigante, original, adictiva y tremendamente entretenida. Además con una calidad literaria sobresaliente, teniendo en cuenta las condiciones de trabajo y los crueles plazos de entrega que tenían que soportar los escritores de bolsilibros (no en vano luego, bajo su verdadero nombre de Francisco González Ledesma, el viejo Silver Kane nos demostraría a todos que es uno de los mejores y más fastuosos novelistas de este país). “Las zarpas de la noche” comienza en los estertores de la II Guerra Mundial, cuando el ejército aliado está cayendo sobre la derrotada Alemania. En el caos de los últimos días, un soldado americano recibe una importante misión: asesinar a Hitler. El primer capítulo se desarrolla en un convulso Berlín al que llega Hastings para contactar con una mujer, Margit Skimo. Lo curioso es que la acción se detiene ahí y la narración salta al año 1965 en la que aparece un duro agente del FBI que recibe el encargo de rescatar a Hitler ya que ha sido secuestrado por un grupo nazi. El mundo entra en shock al conocer la noticia de que Hitler no había muerto al finalizar la II Guerra Mundial y, temiendo el advenimiento del Cuarto Reich, las grandes potencias envían a sus mejores agentes para intentar dar con el paradero del líder nazi. Varios de esos agentes, entre ellos Turner, el protagonista, se encuentran en un barco con destino a Liverpool. La travesía resulta tormentosa porque los nazis conocen la misión de Turner e intentan quitarle de en medio. Lo que desconocen es que Turner es un hombre muy especial que esconde motivos ocultos que le relacionan estrechamente con el (hipotético) final de Hitler. Entre otras cosas sabe que tiene que ponerse en contacto, cuanto antes, con las dos personas vivas que mejor conocían a Hitler: Phil Hastings y Margit Skimo…
“En este mundo loco, la gente que tiene un pasado tormentoso es, a veces, la única gente honrada. Verás, a mí me han encargado, en el FBI, la misión más extraña con que se puede enfrentar un hombre… Se teme que Hitler esté vivo”.