Publicado en “La sombra del ciprés”, suplemento literario de “El Norte de Castilla”, el 14 de marzo de 2015.
Regresa Petra Delicado. Desde que la inspectora de policía y su subordinado Fermín Garzón hiciesen su debut estelar con “Ritos de muerte” hasta hoy en día han transcurrido 19 años y diez libros. El último de ellos es una colección de nueve relatos inéditos en España que se presentan bajo el título “Crímenes que no olvidaré”. En su mayoría son encargos realizados por el editor italiano de Alicia Giménez Bartlett en los que volvemos a encontrarnos con la sin par Petra Delicado protagonizando un conjunto de historias light, amables y perfectas para introducirse en el universo de la Bartlett. Historias de perdedores, de tipos zurrados por la vida, puteados, olvidados, sin cualidades, sin belleza y sin suerte, gente que busca en Petra algo de justicia, como si ella la llevase en la cartera, cuando Petra lo único que puede es ofrecerles un cigarrillo, pero poco más. E historias, sobre todo, en las que encontramos a Petra en situaciones cotidianas que implican compaginar su trabajo con fiestas más o menos sagradas, con vacaciones y con compromisos familiares. Desde la interrupción de la cena de Nochebuena para acudir al hospital Vall d’Hebron donde un mafioso ha sido asesinado por dos desconocidos vestidos de Papá Noel hasta Petra de vacaciones intentando sortear la obsesión que a sus hijastros les ha entrado por espiar a un cliente del hotel. Por el camino, veremos a la tenaz inspectora investigando el asesinato de la esposa de un inspector de policía que resulta el máximo sospechoso o intentando resolver crímenes más o menos extraños como el del guarda de seguridad de un gimnasio que ha quedado literalmente cocido en la sauna, el de cuatro prostitutas que han aparecido acribilladas en una misma habitación o, en fin, el de un gay disfrazado de diablo que ha sido asesinado en los carnavales de Sitges.
A uno, que adora a Poe y a Sherlock Holmes, no se le deberían de quedar cortas las historias policiacas en formato reducido. Pero sucede. Y con preocupante asiduidad. Los cuentos no llenan como las novelas largas. Y menos en el género policiaco. Uno busca más carne, tramas más elaboradas, un pellizco de misterio y, si hablamos de novela negra pura y dura, ambientes más turbios y descarnados, situaciones incluso desagradables en muchos aspectos por la exposición cruda de la realidad. La Bartlett juega con otros registros y lo hace muy bien, hasta el punto de ser reconocida como la reina de la novela detectivesca y ostentar prestigiosos galardones como el premio Raymond Chandler o el reciente Pepe Carvalho. Desde siempre, Alicia Giménez Bartlett ha tenido claro que deseaba potenciar más la situación que la trama de sus novelas. Y eso la salva. Y ella lo sabe. Por eso son tan especiales y necesarias sus obras. Porque ha creado dos personajes memorables que se complementan a la perfección. Petra Delicado está llena de contrastes. Puede ser tan áspera y ruda como sensible y frágil. Casi todo lo oculta con una inteligente ironía, con una verborrea vivaz no exenta de un muy particular humor. Es reflexiva, es culta, es cáustica. Enredada en el oxímoron de su nombre transmite verosimilitud. Con su compañero Fermín Garzón forma una pareja ideal que nos regala diálogos muy ingeniosos. A ella le encanta sacarlo de quicio y él se ríe bajo el bigote como un mal actor haciendo de villano mientras le responde con su misma medicina e intenta arrastrarla a cualquier bar cercano. Garzón adora a Petra y ella admira en él su estilo de predicador crepuscular con tintes quevedescos. Es tradicional, es paciente, es divertido. A ambos lo que más les jode es el género humano. Saben que no pueden arreglar el mundo. Que es imposible. Salvo que le escriban a Dios. Petra lo hace en muchas ocasiones pero nunca sabe dónde enviar las cartas. “Crímenes que no olvidaré”, en fin, es un conjunto de relatos amables, fáciles de leer, entretenidos y en los que destaca, muy por encima del argumento, de la intriga y del estilo, la presencia constante de una pareja entrañable que forma parte ya de los grandes personajes de la literatura española.