Publicado en El Norte de Castilla el 19 de febrero de 2016
Es una batalla perdida. Incluso gente como Dani Rovira, que hasta hace bien poco era el chico sencillo que caía bien a todo el mundo, ha salido escaldado. Unos dicen que vivimos en el país más cainita del mundo, otros que en España nadie perdona a los que triunfan, los últimos, en fin, que formar parte de la industria del cine español tiene más peligro ante la opinión pública que pertenecer a la banda de Charles Manson. Todos tienen razón. Y si a eso se le une el anonimato que otorga patente de corso a cualquier neandertal con acceso a teclado y conexión a Internet la bomba está servida. El bueno de Dani debía de haberse imaginado que la tradición carpetovetónica manda despellejar la Gala de los Goya (aunque no la veas), igual que hay que odiar al cine español como si no hubiera un mañana. Y es que leer la mayoría de los comentarios vertidos contra Dani Rovira da auténtico asco. Mucha gente en las redes sociales no opina, ni siquiera critica, simplemente ataca, escupe, vomita. Lo hace con un cuchillo entre los dientes. Los llaman “haters”, tontos profesionales de las redes sociales que critican destructivamente y lo hacen sólo por difamar. Cada vez hay más. El virus está extendido. A Dani le llegaron a poner verde por plagiar un chiste de J.J.Vaquero. Y lo siguieron haciendo después de saber que el humorista vallisoletano era uno de los guionistas de la gala. Cuando J.J.Vaquero contó ese mismo chiste en El Hormiguero (por el que ahora se han indignado hasta los constructores de yates) nadie dijo nada. Un dato más que confirma el odio visceral que la peña profesa a la gente del cine español. Algo está pasando cuando cada vez más personas utilizan las redes sociales como una escuela de odio y como un modo fácil y anónimo de disparar con balas a todo el mundo. Y cuánto más triunfador, más jugosa parece la cacería. Aquí no se libra ni Casillas. El hipercriticismo maligno, el clima destructivo y el aroma de linchamiento se ha hecho fuerte en Internet. Cada vez más gente abandona las redes sociales. Supongo que no merece la pena el dolor de estómago invertido al leer según que cosas. A Dani Rovira le ha pasado algo parecido. Y menos mal que no sacó unos títeres en la gala porque si no habría acabado en Alcalá Meco.