Publicado en El Norte de Castilla el 27 de septiembre de 2007
“No estamos locos, que sabemos lo que queremos» cantaban los chicos de Ketama hace años. Y va a ser eso. La otra opción es que nos estamos volviendo directamente gilipollas. Lo digo por el senador yanqui que ha presentado una demanda contra Dios acusándole de causar muerte, destrucción y un sinfín de sufrimientos en forma de guerras, inundaciones, hambrunas o terremotos. El demandante asegura haber realizado ímprobos esfuerzos para invocar al demandado (mediante la fórmula místico-castiza de «manifiéstate, manifiéstate, donde quiera que estés») pero no ha logrado contactar con Él; así que, aprovechando que Dios es omnipresente y puede ser demandado en cualquier parte, el senador cachondo ha decidido presentar la demanda en un tribunal de Nebraska que le pillaba de paso. Ahora, la justicia tiene la última palabra. Me imagino que tirarán de jurisprudencia. Por lo visto, hace años un rumano acusó judicialmente a Dios de no haber cumplido su promesa de mantenerle lejos del mal, algo que provocó el que acabara matando a una persona. Lo alucinante del caso es que la corte de Timisoara tardó dos años en dictar sentencia, pronunciándose finalmente a favor de Dios entre otras cosas porque no había posibilidad de procesarle al carecer de un domicilio en la Tierra (por más que lo intentaron resultó de todo punto imposible hacerle llegar una citación para declarar). Todo ello supuso un respiro para la justicia rumana ya que la reacción del resto de los reclusos no se hubiera hecho esperar y todos habrían acabado denunciando a Dios por no protegerles de la tentación del diablo. Cosas de dioses. Y de diosas. En Argentina tienen una diosa que responde al nombre de Nicole Neumann, una de las ‘topmodels’ más famosas del planeta. El caso es que a la buena de Nicole se le ocurrió decir que se quitaría la ropa en una de las más populosas esquinas de Buenos Aires con el fin de protestar por la caza indiscriminada de animales y la comercialización de sus pieles. El día señalado, miles de bonaerenses se precipitaron a dicha esquina mientras las cadenas de televisión y los fotógrafos hacían guardia. Al final lo único que vieron fue a un hombre entrado en panza subirse a un coche y hacer un ‘striptease’ para que la muchachada no se pusiese triste ya que, al comprobar la avalancha de hombres que la esperaban, a la modelo le entró miedo escénico y salió por piernas (¡y qué piernas!). Fue la espoleta final. La multitud se desató y acabó armándose la marimorena. Pero la cosa no terminó ahí. De inmediato, se creó un grupúsculo de gañanes ociosos, el MPBN (Movimiento Ponete en Bolas Nicole), que llegó a secuestrar a uno de los perros de la modelo y le hicieron llegar un vídeo con un mensaje: «Te sacás la ropa, te devolvemos el perro y todos contentos. Ahora, si no querés acceder, te lo hacemos abrigo para el frío». También indicaban que el perro recibía un trato privilegiado «ya que se trata de un prisionero político». De hecho, días después fue liberado a cambio de que la modelo les hiciera llegar una caja con ropa interior de color rojo. ¿Estamos locos o sabemos lo que queremos? Desde luego, los del MPBN lo saben muy bien y su blog es de los más visitados de Argentina. Pues eso: no estamos locos, que sabemos lo que queremos.