Sospecho que, como todos los años, el próximo domingo me plantaré delante del televisor durante seis horas y seguiré el Campeonato del Mundo de Ciclismo. Y eso a pesar de que los cabrones de la UCI están haciendo todo lo posible para que cambie de opinión. En los últimos años se han propuesto entre todos cargarse el ciclismo y lo están consiguiendo. La última hazaña de estos capullos ha sido bajarse los pantalones ante el comité organizador del Mundial. Los alemanes que se han propuesto dar clases de moral y de limpieza a todo el mundo, vaya. Y la han cogido con Valverde. Al menos hasta que un juez ha dictaminado que lo de estos tíos es de frenopático. Ahora, después de abrirle la puerta definitivamente a Di Luca, van a por Paolo Bettini, el único que ha tenido huevos de no firmar el código ético. Supongo que no pararán hasta cargarse a los dos y a todo aquel que se ponga por delante. El último sacrilegio de estos hijos de puta es haber retirado la invitación a algunos de los más grandes ciclistas de la historia como Altic, Bugno o el gran Eddy Merckx. Estos tipos no tienen vergüenza. Eddy Merckx en el mundo del ciclismo es Dios y ellos no son más que estúpidas bolsas de basura andantes. Estoy indignado. Llevo mucho tiempo furioso con esta gentuza. Lo que más me gustaría es que el domingo Valverde o Bettini ganasen el oro y que el irlandés borracho o la jodida presidenta de la organización (una tipa que sólo busca hacer carrera política a costa de la lucha contra el doping) tuviesen que ponerles las medallas. Miento. Hay una cosa que me gustaría más. Si los ciclistas tuvieran un poco de dignidad (algo que han perdido hace tiempo, dejándose hacer de todo por estos tipejos siniestros), se negarían a correr el Mundial. Que al tío Eddy no se le puede humillar de esa forma. Que Eddy Merckx es la Historia del Ciclismo con mayúsculas. Mientras tanto, el tio Eddy no sale de su asombro y se ha limitado a exclamar: “Están locos. Hay idiotas en todos los sitios. También en Alemania”. Es lo que tiene haberse convertido en los paranoicos paradigmas del deporte limpio. Claro que sólo meten mano al ciclismo. Estos alemanes qué hipocritillas son. Pregunta inocente: ¿Cuántos controles de sangre pasaron los futbolistas en el Mundial de fútbol del año pasado celebrado, mira tú qué casualidad, en Alemania? Una salchicha de Frankfurt para quien lo adivine.