Publicado en El Norte de Castilla el 3 de junio de 2016
Los hijos de Alcuino también se montan en Harleys Davidson. Y cambian plumillas por sprays. Y los scriptorium por la calle. Además no tienen al demonio patrono de los calígrafos, Titivillus, para echarle la culpa de sus errores. Al menos eso parece. Ya se sabe que otros oficios y artes tienen sus santos patronos pero sólo los calígrafos pueden presumir de tener un diablillo como patrón. No sé si Mr. Zé pondrá velas a Titivillus pero debería hacerlo porque, según la tradición, si pones una vela a Titivillus las brujas te concederán un deseo. En el Teatro Calderón se muestra estos días una fabulosa exposición bajo el título “De la caligrafía al calligraffiti”. El deseo de Félix Rodríguez, alias Mr. Zé, lleva siendo desde hace ya muchos años recuperar el pedestal que la letra escrita se merece, dignificar la caligrafía, sacarla a la calle, llevar la escritura clásica a su particular mundo y hacerla viajar a la modernidad. En la exposición del Calderón asistimos a parte de ese viaje que va de la caligrafía tradicional a una nueva forma de expresión más urbana. De la caligrafía al calligraffiti, o sea. De los monasterios medievales donde, precisamente en lugares próximos al nuestro, trabajaban algunos de los mejores calígrafos del mundo, al calligraffiti, un nuevo arte dedicado a la interpretación caligráfica en soportes urbanos. Este nuevo arte, y Mr. Zé lo sabe bien, no conoce de herramienta fija ni de lienzo formal. La escritura se hace arte en cualquier superficie y a través de cualquier técnica. Lettering. Sign Painting. Incluso caligrafías sobre la piel desnuda (BodyType). También en cascos o en cazadoras de moto. Cuando la caligrafía entra en cualquier objeto aparece la expresión artística. Haciendo caligrafía los sueños se congelan. Y los recuerdos te clavan puñales de plata. El olvido está lleno de memoria. La caligrafía está llena de memoria. La caligrafía es el anti-olvido. Hasta Negroponte lo sabe. También Mr. Zé. El artista pucelano ha expuesto en muy diversos lugares, tiene obras en sitios emblemáticos como la Biblioteca Nacional, proyecta llenar medianeras y espacios urbanos de letras y palabras, es el primer embajador español a nivel mundial del calligraffiti. Como dice Mr. Zé, sin la letra escrita no somos historia. Pues eso.