Publicado en El Norte de Castilla el 9 de junio de 2017
Fue el gran ausente de la última Feria del Libro. A última hora, y por motivos plenamente justificados, Andreu Martín no pudo asistir y los aficionados a la novela negra de Valladolid nos quedamos sin el placer de mantener un encuentro con el que, tras la muerte del jefe González Ledesma, puede considerarse el mejor escritor de novela policíaca de nuestro país. Pocas fechas antes, tras la celebración de Sant Jordi, Andreu había mandado una carta a distintos periódicos catalanes que puso en pie de guerra al mundillo negrocriminal. Bajo el título “Se acabó Sant Jordi para un escritor como yo”, Andreu Martín comentaba que las leyes del mercado le habían puesto en su sitio y por eso ya no estaba en los puestos de firmas de las Ramblas. Pedía que ya no contaran con él para esas “diadas-realities” en las que parecen haberse convertido algunas Ferias de Libros y se quejaba de haber sido apartado de los premios que ahora ya solo conceden a “premiables” y de las páginas culturales de los periódicos por lo visto demasiado exquisitas para él. Un poco por todo ello, y para terminar, rogaba que dejaran de llamarle maestro o número uno en nada. Inmediatamente cientos de escritores y lectores salieron en su defensa. Sólo ellos, sólo nosotros, sabemos que Andreu Martín escribe a navajazos y a martillazos aunque él mejor que nadie es consciente de que con los muertos no se juega. Andreu ha jugado a ser el que persigue al ladrón, a aprender y callar, a espiar a bellísimas personas. Salió con la chica que lo enseñaba todo y nunca supo ponerse la camisa del revés. Nos ha mostrado los miedos de la ciudad sin miedo. Nos ha advertido de que la vida es dura. Ha sido el hombre de la navaja y también Jesús en los infiernos. Ha sufrido ahogos y palpitaciones, ha estado en cuidados intensivos, ha lidiado con fantasmas cotidianos y ha vivido en el Cabaret Pompeya. Con él hemos aprendido que a veces los niños muerden a perros y que los escupitajos de las cucarachas no llegan al séptimo sótano del pedestal donde se levanta su estatua. De él han dicho que sería capaz de hacer que los enanitos de Blancanieves nos dieran miedo. También han dicho que sus libros son una mezcla de Teatro de Manolita Chen, de película de Fu-Manchú y de Psicosis. Es Andreu Martín. Un maestro. El maestro. Él no quiere que lo digamos pero no va a conseguir callarnos.