Un álbum de cromos. De 1954. Y el recuerdo de tu padre acabando de colocar todos los cromos en su sitio. De eso va “Las actrices favoritas de mi padre”. Va de conocer y admirar a aquellas actrices del Hollywood dorado de los años 30, 40 y 50 que amó mi padre. Eso dice la autora. Que “con ellas, y a través de la devoción al cine que él supo inculcarme cuando veíamos nuestras películas favoritas en el televisor de casa, aprendí a llenar mi mundo de ausencias”. Por eso este libro/novela/memorias que a veces tanto me recuerda a Umbral (y ése es uno de los halagos más grandes que se puede hacer), sabe conectar con nuestra pequeña memoria sentimental. La de las pequeñas cosas, la del recuerdo dormido, la de la caricia lejana, la de los momentos vividos y no olvidados. Emocionante la forma en que Alma Leonor recuerda a aquellas viejas actrices que amaba su padre, emocionante el recuerdo de cómo él tenía problemas para pronuncias aquellos nombres extranjeros y la constatación con el tiempo de que su padre “sólo pronunciaba bien los nombres de las actrices que le recordaban a mi madre, como una especie de tributo instintivo a su memoria”. Emocionante, por supuesto, la imagen mítica que la autora tiene o recuerda de su madre y que conecta con una de mis películas favoritas, la mítica y sublime “Laura”, de Otto Preminger. Dice Alma Leonor: “Al igual que Dana Andrews en Laura, creo que yo me enamoré de la imagen de mi madre sólo por la elegancia y aplomo que desprendía su presencia en aquella fotografía en blanco y negro en la que no se le veía su cara, cubierta por una pamela”. Y emocionante, en fin, el momento en que el recuerdo se desdibuja cuando tu cuerpo se niega a seguir recordando. Le sucedió a Rita Hayworth. También al protagonista de la novela. Y si nuestra vida no es la que vivimos sino la que recordamos, ¿qué ocurre con los que lo olvidan todo? Cómo dice Alma Leonor, ¿dónde se albergan las ausencia en los recuerdos de una vida?. “Mi padre ya no recordaba casi nada de su pasado más que el nombre de su mujer”. Pues eso, “Las actrices favoritas de mi padre” una sorpresa literaria de 24 quilates y una excusa perfecta para recuperar todos la memoria de aquellas actrices del cine clásico que tanto nos hicieron soñar.