Con El caso Jane Eyre, Jasper Fforde sentó las primeras bases del mundo de Thursday Next. “Perdida en un buen libro” es la segunda novela de la saga y, en ella, el autor se ha superado. Recordemos que este universo tan particular se desarrolla en un mundo ucrónico en el que el Reino Unido sigue en guerra contra el imperio ruso (Guerra de Crimea). Un universo en el que, por ejemplo, existe un túnel que te lleva a las antípodas a través del centro de la tierra en apenas veinte minutos, o en el que distintos avances genéticos han permitido rescatar especies desaparecidas como los dodos (reconvertidos en animales de compañía), los mamuts o los neandertales. En este universo es en el que vive y trabaja Thursday Next. Lo hace como detective literaria, envuelta en un buen puñado de casos que remiten a grandes obras de la literatura. Al principio de “Perdida en un buen libro”, nuestra protagonista, felizmente casada y embarazada, tiene que lidiar con la enorme popularidad conseguida a raíz de la victoria contra Acheron Hades y contra los que le recriminan el haber variado el final original de Jane Eyre. Eso será solo el principio de una catarata de problemas que comenzaran a angustiarla: la todo poderosa Corporación Goliath la persigue para que libere al agente Shift del interior de un ejemplar de “El Cuervo”, de Edgar Allan Poe, donde Thursday lo dejó prisionero; la cronoguardia ha hecho desaparecer a su marido para obligarla a entregar a su padre (un tipo fantástico que va dando saltos por el tiempo); el mundo se puede acabar en un par de días si Next no logra desentrañar una pista que su padre le ha dejado; y por si fuera poco la Jurisficción, una organización del mundo ficcional dedicada a mantener la integridad de las tramas, los personajes y de la gran biblioteca donde duermen todos los libros del mundo, escritos, publicados o soñados, la persigue por haber alterado un clásico (aunque, eso sí, acabará formando parte de Jurisficción como aprendiza de la memorable Señorita Havisham, personaje creado por Dickens para “Grandes Esperanzas”). En fin, “Perdida en un buen libro” constituye todo un festín para los que amamos los libros: una novela divertidísima, con un punto de locura muy agradecido, llena de referencias literarias de todo tipo, escrito con mucho humor y, como digo, realmente apasionante para cualquier amante de los libros (¿o no es una gozada ver cómo la protagonista se pierde en todo tipo de novelas, desde “El proceso” de Kafka hasta “Sentido y Sensibilidad” de Jane Austen pasando por “Grandes Esperanzas” de Dickens?). Eso sin olvidar el protagonismo que adquieren “El cuervo” de Poe o el “Cardenio” shakesperiano…