Fin de trayecto con la lectura de “L’alquimiste des ombres” y de “Le dragon des arcanes”. Del primer volumen, “Les lames du cardinal”, ya dimos cumplida cuenta en El faro de Aqualung.
Poco que añadir a lo ya comentado en aquel momento: “una novela con mucho diálogo, acción trepidante, amoríos, engaños a mansalva, emboscadas de rufianes, traiciones, dobles engaños, duelos a espada, brujería, conspiraciones, traiciones dentro de traiciones… Una combinación fastuosa de dragones y espadachines en la Francia de Luis XIII, una novela que combina explosivamente la mejor tradición de Alejandro Dumas con fantasía épica”.
En “El alquimista de las sombras”, La Fargue y sus Espadas del Cardenal deben volver a la carga. La bella y peligrosa Alessandra di Santi, una famosa espía conocida como La Italiana, les advierte de un complot para derrocar el trono de Francia en el que está implicado su más antiguo adversario: el Alquimista de las Sombras, un dragón cuyo único objetivo es acabar con el reino. Por fin descubrimos, además, algo del enigmático pasado de Agnès de Vaudreuil: la misteriosa orden de San Jorge (que lleva el nombre del santo cuya hazaña fue matar al dragón) se encarga de proteger a Francia de la amenaza que representan los dragones. Protegido por una bula papal, las hermanas que lo componen son las únicas autorizadas a utilizar la magia dracónica, con el objetivo de bloquear los usos nocivos que la Garra Negra podría hacer de ella. Agnés entró en la orden, pero nunca terminó su noviciado. Sin embargo, conservó importantes conocimientos sobre los dragones y su poder…
Y siguiendo la estela de esta historia comienza el tercero de los volúmenes: “Le dragon des Arcanes”. Agnès, junto a su fiel Balladrieu, acude a Mont Saint Michel. Allí debe encontrarse con les Louves Blanches, una monjas guerreras dentro de la congregación de las Hermanas de San Jorge. Desgraciadamente es descubierta y apresada (Balladrieu acude al rescate y es asesinado). El capitán La Fargue, especialmente consternado por la pérdida de Almades tras el ataque de un gran dragón negro, solicita a Richelieu permiso para acudir a Saint Michel e investigar lo ocurrido. Mientras tanto, Leprat, que ha sido contaminado con la enfermedad draconiana, solicita el reingreso en el cuerpo de mosqueteros. A La Fargue solo le quedan Marciac y Saint Lucq. ¿Se está quemando París? Podría pensarse que sí, si se cumple la visión profética que tuvo la hermana Beatrice…. Aquella en la que un dragón negro está a punto de atacar París. Solo La Fargue junto a las Espadas del Cardenal pueden evitarlo, pero hay muchos enemigos que conspiran en las sombras. ¿Lograrán las Espadas del Cardenal salvar París? ¿Serán capaces de permanecer juntos a pesar de las pruebas? Desde el principio de esta última novela de la trilogía, el tono es mucho más sombrío. Hay bajas dentro de las Espadas del Cardenal. Se acerca el final… Continúa, eso sí, el ritmo trepidante de la saga, con sus múltiples giros y sus secretos enterrados, sus intrigas y sus dobles juegos, y con una ambientación fantástica que hace que nos sintamos casi como si estuviéramos en el París del siglo XVII. En fin, una trilogía extraordinaria que mezcla con mucha habilidad y oficio la novela de capa y espada, la novela fantástica y la novela histórica.