En las distancias cortas es donde un músico se la juega. David Gilmour lo sabe bien. Por eso, de vez en cuando, escapa de la suntuosidad de Pink Floyd y nos regala unos mágicos conciertos semiacústicos en los que demuestra que no necesita de sintetizadores y efectos grandilocuentes para seguir estremeciéndonos. Hace poco se editó un DVD que recogía uno de ellos: el celebrado en junio de 2001 en el Meltdown de Londres. En él, reinventándose con elegancia sobrecogedora, David Gilmour se atreve a cantar la épica suite floydiana “Shine on you crazy diamond” acompañado solamente de su guitarra. Todo el concierto es de una desnudez brutal, con unos arreglos alucinantes en los que el cello sustituye a los vaporosos y etéreos sintetizadores típicos de Pink Floyd . De hecho, la magia del concierto se centra en el juego de contrapunto entre el cello y los punteos a la guitarra de Gilmour: Pink Floyd transformado, de repente, en un cuarteto de cámara. El contrabajo de Chucho Merchan y un coro de siete personas hacen el resto. Sin embargo, en un disco-dvd lleno de sorpresas, la palma se la lleva un tema alucinante: la famosa romanza del primer acto de la ópera de Bizet “Los pescadores de perlas”. Una pieza delicada, asombrosa, melancólica, en la que la voz de Gilmour y el cello de Caroline Dale derriten el mundo a saudade limpia. “Creo escuchar todavía, escondido bajo las palmeras, su voz tierna y sonora como un canto de tórtolas”. Si no se emocionan, tienen un problema: quizá estén muertos.
Je crois entendre encore
Caché sous les palmiers
Sa voix tendre et sonore
Comme un chant de ramiers.
Oh nuit enchanteresse
Divin ravissement
Oh souvenir charmant,
Folle ivresse, doux rêve!
Aux clartés des étoiles
Je crois encor la voir
Entr’ouvrir ses longs voiles
Aux vents tièdes du soir.
Oh nuit enchanteresse
Divin ravissement
Oh souvenir charmant
Folle ivresse, doux rêve!
Charmant Souvenir!
Charmant Souvenir!