Teníamos 13 años y la descubrimos en el viejo cine Lafuente, de la calle Mantería. La película se titulaba “La Máscara” y todos nos enamoramos de ella. Luego la vimos en “Susana quiere perder eso”, en “Desnuda ante el espejo”, en “Diabla”, en “Los claros motivos del deseo” y en otras muchas. Íbamos del cine Goya al cine Lafuente con la obsesión de volver a ver a la preciosa Patricia Adriani, el mito erótico de mi adolescencia. No era una actriz sobresaliente pero tenía una mirada que derretía la pantalla. A nosotros, además, nos derretía otras cosas. Las revistas de la época, eso sí, hablaban del misterio de su mirada…. Fue una de las grandes musas cinematográficas de la época del destape aunque, muy pronto, se embarcó en proyectos más ambiciosos: “El nido”, “Las bicicletas son para el verano”, “Ultimas tardes con Teresa”, “Dedicatoria”, “Sus años dorados”…. Con el tiempo, dejamos de saber de ella. Lo último que se supo es que protagonizó un culebrón en la tele. También nos dejó una aparición fugaz en un videoclip de Tam Tam Go. Me he acordado de ella (y de todo lo demás) al verla. No pienses que te he olvidado, aunque larga y triste es esta quimera…. Todos seguimos persiguiendo un sueño. Todos seguimos cruzando el río.