He leído que los míticos chicos de Paddy McAloon regresan y que, a finales de verano, Prefab Sprout sacará nuevo disco. Éramos muchos los que pensábamos que “The Gunman and other stories” había sido su testamento musical, debido sobre todo a las extrañas enfermedades que acorralaban a su líder. Hablamos del gran Paddy Mc Aloon, uno de los mejores compositores pop de la historia (algo que él tiene asumido: “Sé que probablemente soy el mejor escritor del planeta”), un fulano que ha robado las mejores melodías del mundo al mismísimo Belcebú (no sabemos si a cambio de venderle su alma) y que durante casi dos décadas nos regaló el pop más elegante de fin de siglo.
“The gunman and other stories” conserva el legendario caviar musical característico del grupo, así como su estilo y temas recurrentes. Letras sofisticadas y poéticas (“el amor es una bala de plata que te aleja de tu mundo”), pianos suaves, melodías relampagueantes, etéreas inflexiones jazzísticas y la eterna fascinación de Paddy McAloon por la cultura americana: si en otros discos los referentes eran Elvis, la ruta 66, Manhattan o los héroes americanos, aquí se acerca emotivamente al Lejano Oeste y a los viejos estereotipos del pistolero, el llanero solitario, las partidas de póker, las calles de Laredo y las grandes praderas. Todo ello mezclado con las habituales referencias bíblicas, con el típico halo de espiritualidad que envuelve todas las canciones de Paddy McAloon y, sobre todo, con el eterno tema del romance imposible impregnado de melancolía arrebatadora. Y es que, por supuesto, en medio de la épica siempre queda el amor, por eso los pistoleros de Paddy McAloon lo único que desean es que “escriban en mi tumba: aquí yace el chico que te robó el corazón”.