Roxy Music surgió a comienzos de los 70. El grupo constituyó un soplo de aire fresco y una originalísima mezcla de pop, experimentación, elementos glam-rock, revolucionarias texturas atmosféricas de sintetizadores a cargo de Brian Eno y una teatral puesta en escena de su vocalista y líder, Bryan Ferry. En 1982 publicaron su octavo y último disco, “Avalon”, que se convirtió en el punto final de una carrera decadente, en la consolidación definitiva de un rock elegante para adultos y en el canto del cisne de la formación.
“Avalon” es, sin duda, uno de los mejores discos jamás compuestos sobre y para el amor. Un disco resistente al tiempo y a las modas que tiene, sin embargo, una legión de detractores. Son muchos los que jamás perdonaron a Bryan Ferry y a sus chicos una música tan sofisticada, tan sedosa, tan elegante, con arreglos tan esmerados y producción tan insultantemente cuidada. El romanticismo nunca ha sido muy bien visto y “Avalon” contiene algunas de las mejores canciones románticas del siglo XX. Desde luego, nadie llegó tan lejos en la exploración del romanticismo como este crooner posmoderno llamado Bryan Ferry, ni siquiera la parodia de imitadores que se juntaron bajo la etiqueta de Nuevos Románticos.