KIND OF BLUE: 50 AÑOS DE MELANCOLÍA | EL FARO DE AQUALUNG - Blogs elnortedecastilla.es >

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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

KIND OF BLUE: 50 AÑOS DE MELANCOLÍA

Publicado en El Norte de Castilla el 15 de agosto de2009

“Una especie de tristeza”. Ése fue el (inmejorable) título escogido. Miles Davis no sabía que acababa de grabar el disco más importante, trascendente y visionario del siglo. Todo lo que había sido y lo que acabaría siendo la trompeta de Miles alcanza la perfección en “Kind of Blue”. La trompeta que baja del cielo y comienza a llorar. El sonido suave y melódico, la introspectiva elegancia, los solos de trompeta inmensamente tristes, la sensualidad hecha música, la saudade que entra por los oídos y explota en el alma. Miles Davis empezó con Charlie Parker y acabó tocando con Prince y flirteando con el rap. Todas las revoluciones que experimentó el jazz del siglo XX llevaron la firma de su trompeta. La más trascendente la protagonizó hace justo 50 años. Desde entonces el enigma de “Kind of Blue” continúa sobrevolando el firmamento del jazz y las preguntas no dejan de sucederse. ¿Cómo es posible llegar a un estudio sin nada y salir con algo eterno? ¿Fue realmente “Kind of Blue” un disco sin planificación previa? ¿Compuso Miles toda la música? ¿Por qué este disco goza de tanta popularidad fuera del ámbito del jazz? ¿Cómo ha conseguido traspasar décadas, generaciones, modas y estilos musicales? ¿”Kind of Blue” cambió el rumbo del jazz para siempre? ¿Cuántas parejas se han amado bajo el sonido de su sensual trompeta?

Las incógnitas magnifican el mito pero, en realidad, poco importan. Sólo interesa la música, la historia y el duende. El disco salió a la calle el 17 de agosto de 1959 y se grabó, increíblemente, en apenas diez horas repartidas en dos sesiones que tuvieron lugar el 2 de marzo y el 22 de abril de 1959. Fue en el estudio de la Columbia en la 30th. Street de la ciudad de Nueva York, un estudio que había sido construido sobre una antigua iglesia armenia con unas salas de madera que ofrecían una acústica extraordinaria y única. Acompañaron a Miles Davis en aquellas dos míticas sesiones cinco músicos de fábula: John Coltrane y Julian Cannonball Adderley a los saxos, Paul Chambers al contrabajo, Jimmy Cobb a la batería y Bill Evans al piano (a los que habría que añadir al pianista Wynton Kelly que colaboró en uno de los temas).

Miles sólo tenía un esbozo de lo que pretendía grabar y de cómo hacerlo. Llevaba un tiempo trabajando con el denominado jazz modal, en el cual el músico improvisa sobre una serie de escalas en vez de hacerlo sobre acordes o armonías (lo habitual en aquella época). Por entonces conoció a Bill Evans, que le enseñó el uso de esas técnicas en músicos clásicos como Ravel. La semilla de “Kind of Blue” acababa de ser sembrada.

En el disco que tenía en mente, Miles Davis no quería tocar versiones de obras ni tampoco ensayar. La noche antes de la grabación compuso, una por una, todas las partituras. Se dice que Bill Evans le ayudó a retocarlas e, incluso, algunos estudiosos sostienen que parte de la autoría de “Blue in Green” y de “Flamenco Sketches” le corresponde. Ninguno de los músicos había ensayado, ni siquiera leído, las partituras antes de grabar. Cuando llegó la hora de la verdad, tenían ante sí algo que ni siquiera podían ser consideradas partituras completas, sino más bien breves esbozos de unas melodías sobre las que los músicos debían echar mano de su genio e improvisar. Aquello más que un obstáculo fue un reto. La destreza y la inspiración de aquellos músicos legendarios permitieron grabar en una sola toma cada una de las cinco canciones incluidas en el disco.

El tsunami emocional de “Kind of Blue” y la tormenta revolucionaria de sus cinco temas acababan de aterrizar en el mundo del jazz. La deliciosa introducción del piano y el comienzo aparentemente clásico con esa línea de bajo a la vez elegante y seductora son universalmente reconocidos. Cinco temas que hoy en día siguen alucinando al público y continúan siendo imitados y versionados en todos los rincones del mundo. El admirable equilibrio entre las líneas rítmico-melódicas y el vértigo de las improvisaciones no ha encontrado en toda la historia del jazz un ejemplo más excelso. Con cincuenta años a punto de cumplir, “Kind of Blue” ya es considerado, no sólo el disco más importante del jazz, sino también un verdadero monumento de la música moderna. Por supuesto, es el disco más vendido de la carrera de Miles Davis y el más vendido de la historia del jazz. Curiosamente, gran parte de esas ventas se han producido en los últimos años. Ya no son los viejos fans y los fanáticos del jazz los que compran la obra. “Kind of Blue” ha seducido a cualquier amante de la música, desde el rock a la música clásica. Su influencia, su fama y su prestigio resultan tan apabullantes que no tienen explicación. Es el disco ideal para acceder al jazz por la puerta grande. Idóneo para todos los públicos y aceptado con igual entusiasmo por los puristas como por los no iniciados en el jazz. El cine le debe muchas horas y muchos besos. Todas las definiciones y etiquetas que han adornado a “Kind of Blue” se han quedado cortas o simplemente ahogadas por la poesía. La han llamado obra maestra de la melancolía. Han dicho de “Kind of Blue” que es el sonido de la Nueva York de los años cincuenta. Todo el mundo habla de su belleza, sencillez, sutilidad y profundidad emocional. Steely Dan llegó a afirmar que “por la atmósfera de trance que crea es como papel pintado con motivos sexuales”. “Kind of Blue” es sin duda la quintaesencia de la saudade. Ha cumplido cincuenta años y no se cansa de llorar. Benditas lágrimas.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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