Publicado en El Norte de Castilla el 24 de diciembre de 2009

Esta noche, según marca la tradición de las tradiciones, vuelve a nacer el Niño Jesús. Y lo hará gracias a que Obama no reinaba hace dos mil años. Lo ha dicho un filósofo eminente: el karateca-actor Chuck Norris, un ránger que puede ahogarte con el cable de un teléfono inalámbrico, alguien que ha demandado a la NBC alegando que ‘Ley y Orden’ son marcas registradas de sus piernas derecha e izquierda, respectivamente, un tipo, en fin, que come filetes todos los días aunque normalmente olvida matar a la vaca. El bueno de Chuck se ha puesto muy nervioso desde que un negro está en la Casa Blanca y se ha convertido, con sus surrealistas opiniones, en la nueva musa del movimiento neocon. Sus célebres patadas giratorias llegan ahora en forma de artículos que la derechona más rancia jalea. Escribe sobre la no-americanidad del presidente, sobre la negación del cambio climático y sobre la Virgen María. «¿Qué le habría ocurrido a la Virgen María si hubiera tenido seguridad social?», es su última joya. Chuck lo sabe: «Habría recibido ayudas para evitar el ridículo, el ostracismo, la persecución y el posible apedreamiento por su embarazo en soltería». El Niño Jesús no habría nacido y, entonces, «¿qué habría sido del mundo?». Muchas grandes almas podrían haber sido borradas de la historia si sus padres hubieran sido tan progresistas como los sabios hombres y mujeres de Washington. Algo así dice el karateca integrista, al que se le ve muy cabreado con Obama. A mí eso me daría mucho miedo porque la última vez que Chuck pegó una patada tuvo lugar una cosita llamada Big-Bang. Dejando a un lado el pequeño detalle de que María no estaba soltera y estaba casada con José, no hay que desdeñar las opiniones de Chuck. Los que lo hicieron ya no están entre nosotros. Por cierto, esta noche llega Papá Noel, de quien dice la leyenda que era real hasta que un año se le olvidó el regalo de Chuck. Seamos generosos con las opiniones de los demás durante estos días. En España otro insigne filósofo, Bertín Osborne, ha dicho que los nacionalistas catalanes quieren prohibir el cocido madrileño. ¡Lo que hacen las burbujas de Freixenet y el camino que lleva a Belén! Claro que el camino se acaba, pero el tonto sigue andando.