– Para algunos jugadores, hasta la suerte es un arte.
– Supongo que John Wayne usaría un taco como éste si jugara al billar.
– Yo ya soy viejo. Tengo la maquinaria oxidada. El billar es para jóvenes. Además ahora hay drogas. Juegan con su vida. Cocaína, anfetaminas…. Cuando yo jugaba nos emborrachábamos. Pienso que era más humano…
– Nos estamos olvidando de hablar de lo importante. Lo importante no es el billar, ni el sexo, ni el amor. Lo importante es el dinero.
– Todo el mundo se siente capaz de jugar. Y si todo el mundo se siente capaz es que muchos pueden jugar bien. Pero solamente uno puede ser el mejor.
– Recuerdo que el dinero ganado con el juego sabe cien veces mejor que el ahorrado.
– Para ganar hacen falta dos cosas. Una cabeza lúcida y un par de huevos. Y a ti te sobran huevos y te falta cabeza.
Tras ver “El buscavidas” necesitaba reencontrarme con Eddie Felson en esta fantástica película dirigida por Martin Scorsese. Eddie “Relámpago” Felson vuelve a nacer al verse reflejado en un joven chico, un inexperto, ingenuo y aprendiz de buscavidas: Vincent Lauria, niñato insoportable cuyo dominio del taco hace que Eddie desenfunde su viejo balabushka y ponga rumbo a la carretera, junto a su protegido, para saquear por el camino cuantas salas de billar se pongan por medio. La vieja historia del maestro y el discípulo en formato road movie. Los dos cayendo en viejos errores, rememorando las miserias morales de “El buscavidas” e intentando sobrevivir como pueden. Mientras Eddie se va purificando, el ingenuo Vincent se va convirtiendo en un ser amoral. Scorsese no toma partido y el enfrentamiento final queda sin conclusión. Lo único que sabemos es que el gran Eddie Felson ha vuelto.
“El color del dinero” sólo tiene un defecto: la inevitable comparación con “El buscavidas”. De todas formas, es una espléndida reflexión sobre los sueños, la ambición, la amistad y la vida, disfrazada de enfrentamiento generacional. La resurrección, en fin, de uno de los personajes más memorables de la historia del cine.