México. 1968. Ciento veintitrés días de huelga general. Escuelas tomadas. Manifestaciones, brigadas, calles asaltadas, mítines en Lecumberri, disparos. Todas las paredes de la ciudad pintadas en un solo día. Retiradas, avances. El poder, la revolución. Néstor Roca es un ex activista estudiantil sesentaiochero que, en plena convalecencia tras haber sido apuñalado por el Mataputas, un asesino serial al que persigue en su labor de reportero, convoca a sus héroes literarios para que lo ayuden a consumar su venganza contra el régimen de Díaz Ordaz. A su llamada aparecen Sandokan y los tigres de Malasia, D’Artagnan y los Tres Mosqueteros, Old Shatterhand y Winnetou, los Mau-Mau, Dic Turpin, Sherlock Holmes y el sabueso de los Baskerville, Wyatt Earp y Doc Holliday. La literatura enfrentada al poder. Los héroes de las novelas dispuestos a defendernos de los abusos cometidos por los poderosos. La venganza de la matanza de la plaza de Tlatelolco. Pero, ¿un miembro de la generación de los perdedores será capaz de organizar una victoria? ¿Será capaz de desencadenar sobre el poder la furia de los héroes? Esta es la fascinante propuesta que nos regala Paco Ignacio Taibo II en Héroes convocados (novela subtitulada Manual para la toma del poder), que consiguió el Premio Grijalbo de Novela 1982. “Puta madre, qué pinche forma de mitificar, de añorar. Nostalgias de palas de bulldozer….¿El recuerdo del 68 visto en el 69 está reputaultramistificado en el 70?….Habíamos sido muchos: heroicos, dignos, responsables, solidarios, simpáticos, rojos, vertiginosos. Por lo menos, eso pensábamos de nosotros mismos, o eso queríamos pensar, o eso queríamos que pensaran nuestros enemigos, nuestros detractores, nuestros padres. Pero eso fue en el 69. En el 68 no teníamos tiempo para pensar en pendejadas…Nos quitamos de encima tanta mierda, tanta nostalgia, tanta culpa de haber quedado vivos y libres, tanta culpa de haber sido derrotados”. Cuando la realidad no puede con la injusticia siempre podremos echar mano de nuestros héroes literarios. ¡La imaginación al poder! Muchos de los rebeldes, de los sindicalistas, de los luchadores por la justicia social ahora llevan traje y corbata y trabajan en el Fondo Monetario Internacional. Los tres mosqueteros, sin embargo, siempre están ahí. Ellos nunca nos fallan. ¡Ven, Capitán Trueno, haz que gane el bueno!