“En medio del camino de nuestra vida me encontré en un bosque oscuro donde se había iluminado el camino directo. Oh, qué difícil es hablar de ese bosque salvaje, tosco y denso cuyo recuerdo remueve mis temores. Es tan amargo el recuerdo que ni lo supera la muerte”. Están describiendo acerca de su propia crisis de la mediana edad. Fue en el siglo XIV. Han pasado 600 años y seguimos padeciéndola. Se presenta en la mitad de nuestro camino cuando nuestras vidas delicadas penden de la balanza.Miramos atrás para ver el camino que hemos recorrido y nos damos cuenta de que nuestro pasado no es un sendero solitario a través de bosques secretos sino una vista tan grande y tan ancha como el mismo océano; de que nuestras experiencias alcanzan el horizonte como barcas pequeñas vistas desde lejos, absorbidas por el mar enorme. “Nel mezzo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura che la diritta via era smarrita”. Brindo por los tiempos pasados, por mi propia crisis a la edad de 22 años, mi año perdido. Por el exceso, el olvido, el fracaso y la ceguera. En muchos aspectos, amigos, el mejor año de mi vida.