En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros… y las librerías. 84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.
84, Charing Cross Road. La verdadera biblia de los bibliófilos. Un libro que habla del amor por los libros. Un libro inolvidable y tierno que cuanta la historia de una mujer que sueña con viajar a Inglaterra en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa. Una mujer que ama los libros por encima de todas las cosas. Una mujer que vive para abrir los paquetes de libros que le envían desde el otro lado del océano. Algo que, cuando llega, se manifiesta como un verdadero milagro: los libros parecen tan nuevos y flamantes como si nadie los hubiera hojeado nunca. Pero alguien los ha leído y se abren espontáneamente por sus pasajes más bellos: el fantasma de su anterior propietario le señala, así, párrafos que jamás ella ha leído antes.
Por cierto, ¿podríamos considerar a Helene Hanff una precursora de internet? ¿Al menos una precursora de eso que ahora se lleva tanto de comprar libros (y discos) a través de la red y esperar a que lleguen a tu casa a través del correo?: “¿Para qué voy a bajar hasta la calle 17 a comprar libros sucios y estropeados cuando puedo conseguirlos de ustedes limpios y hermosos sin tener que alejarme de mi máquina de escribir? Desde donde estoy ahora, Londres se encuentra muchísimo más cerca que la calle 17”.
PD. Si por casualidad pasáis por el 84 de Charing Cross Road depositad un beso de mi parte.