Publicado en El Norte de Castilla el 17 de junio de 2011
Las risas todavía se escuchan por los túneles cibernéticos de la Red. Mortadelo y Filemón han resucitado. Quizá siempre estuvieron ahí pero nunca se mostraron en los medios con tanto desparpajo. Fue hace unos días. Un comisario de la Brigada de Investigación Tecnológica soltó ante los periodistas aquello de que se había desmantelado la cúpula de Anonymous. El choteo fue generalizado. Difícilmente se puede detener a la cúpula de una organización que ni es una organización ni tiene cúpula. He buscado el vídeo de la rueda de prensa. A estas alturas, todavía pienso que es un montaje, una secuencia de Torrente, o algo parecido. Después de ver el peligroso material incautado (una máscara, un ordenador, una revista, un router) creo que nos encontramos ante una nueva entrega de la saga del inspector Clouseau. Falta la segunda parte, aquella que ofrece como exclusiva que los detenidos son machos alfa controlados remotamente por los verdaderos Anonymous: gente de mal vivir que fuman, beben, circulan a más de 110 km/h y se jartan a hamburguesas. Un escándalo. Lo peor, y eso no se ha comentado lo suficiente, es que en esa misma rueda de prensa se llegó a decir que la OTAN considera Anonymous igual de peligrosa que Al-Qaeda, Corea del Norte o los talibanes. Luego dijeron que los detenidos planeaban publicar datos de políticos en foros proetarras. El juez, sin embargo, les soltó de inmediato. Los poderosos, al parecer, temen que un gurú informático les deje con las vergüenzas al aire. Eso explicaría su miedo a una gente cuyos ataques nunca han sido violentos y cuyos objetivos siempre han sido elementos muy vinculados con el poder político y económico. Si los políticos no mintiesen ni hiciesen negocios corruptos, no tendrían miedo a que sus mentiras y corruptelas quedasen expuestas. Lo que parecen no saber es que se enfrentan a un enemigo invisible. Se creen capaces de decapitar a una serpiente sin cabeza. Viven en el siglo pasado. Anonymous no es una amenaza para la sociedad. Es una amenaza para la jerarquía establecida. Habrá que releer “V de Vendetta”.