Extravagantes acontecimientos se suceden. Sobre todo, desconcertantes cambios climáticos provocados, al parecer, por un planeta que se aproxima. Las autoridades deciden no dar publicidad al asunto para que no cunda el pánico.

En medio del caos, suceden varias historias. En una de ellas, Terry Neil mata a su mujer cuando ésta le sorprende en mitad de una infidelidad. Hay una gran nevada en un sitio donde nunca nieve y Terry decide esconder el cadáver dentro de un muñeco de nieve. Por la noche llaman a la puerta del refugio. Es la muerta dentro del muñeco de nieve. Al día siguiente encuentran tres cadáveres en el refugio: los adúlteros y la mujer engañada.

En otra de las historias, un sentenciado a muerte regresa para pagar una deuda (con un dólar en la mano). Los hombres del cuerpo de guardia enloquecen con la aparición.

La tercera de las historias está protagonizada por Peter Sik, un sentenciado por la mafia, al que de repente, mientras está en un motel con una jovencita (Julia Temple), le entran irrefrenables deseos de ir a un bosque de sequoias. Intuye que en ese bosque le van a ejecutar. Efectivamente, dos balas le atraviesan la cabeza, lo que no impide que poco después “resucite” y vaya al encuentro de su ejecutor.

Como se puede observar, Silver Kane en su salsa, manejando mil historias y personajes con originalidad, maestría y descaro. Porque lo curioso es que la novela apenas ha comenzado. Lo hace unas páginas después cuando conocemos al verdadero protagonista, Nat Loman, un policía de Nueva York, que, mientras está tomando una copa en un bar, se fija en Wolf, un tipo triste que apunta en el periódico los vencedores de todas las carreras de caballos del día siguiente. Acierta todas. Nat Loman se vuelve a encontrar con Wolf. En esta ocasión apunta algo en la página de esquelas. Escribe el nombre de un muerto (Preston Burgess) y cambia la fecha. Vuelve a acertar.

Nat investiga a Preston Burgess: trabajaba haciendo tumbas de mármol. Mientras tanto, le encargan ir a recoger un cadáver al aeropuerto. Se trata de Julia Temple. Una mujer atractiva también espera el cadáver.

Al día siguiente detienen a Wolf. Le interrogan. No sacan nada en claro. Nat le sigue. Ahora escribe que el New Jersey remonta su partido en los últimos minutos. Sucede así.

Nat descubre que Burgess, aparte de hacer sepulturas, amañaba apuestas. Es decir, tres de los muertos se dedicaban a las apuestas: Terry Neil, Peter Sik y Burgess.

El protagonista comienza a atar cabos, mezclando realidad y fantasía: ¿llegan de ese otro planeta que se acerca noticias de cosas que iban a suceder pero, en realidad y de algún modo, ya habían sucedido o todo resulta más sencillo y racional?

La respuesta la tiene el maestro Silver Kane. ¿Quién mejor que él puede jugar con muertos que vuelven a la vida aunque sea sólo por breves instantes? ¿Quién mejor que él puede mezclar la fantasía más arrebatadora con teorías científicas de la época, como las de Saveil Gamburg? ¿Quién mejor que Silver Kane para reconciliarnos con la excitante aventura de leer?