Publicado en El Norte de Castilla el 16 de diciembre de 2011
La noticia saltó hace unos días en las cadenas más conservadoras del imperio yanqui. Al parecer, la rana Gustavo, el reportero más dicharrachero de Barrio Sésamo, es en realidad un peligroso agente comunista que desde hace décadas manipula los cerebros de los niños enviándoles sutilmente mensajes anticapitalistas. La chispa prendió en la ultraconservadora cadena Fox donde uno de sus presentadores arremetió contra la nueva película de “Los Teleñecos”. Al parecer, los perroflautas de los guionistas han tenido la desfachatez de elegir como el malo de la película a un magnate del petróleo. Tamaño sacrilegio provocó que el presentador gañán y fascistoide liderase una tertulia en la que unos cuantos tarados despotricaron contra los teleñecos, acusándoles de manipular, adoctrinar y lavar el cerebro de los niños trasmitiéndoles ideas izquierdistas y mensajes antiempresariales. Es más, insistieron en que los muñecos de Barrio Sésamo asaltan directamente los fundamentos morales de la nación americana y establecieron claros vínculos entre el supuesto lavado cerebral a los niños y el movimiento Occupy Wall Street. En el siguiente capítulo del despropósito protagonizado por estos dementes con toda probabilidad quemarán en la hoguera a Epi y Blas por sus tendencias homosexuales, la cerdita Peggy será acusada de bestialismo y a Coco le llevarán a la cámara de gas por habernos enseñado la diferencia entre “arriba” y “abajo” o “derecha” e “izquierda”. Y luego seguirán. Descubrirán que Alicia es una yonqui en el País de las Maravillas, los teletubbies son una comunidad gay, los pitufos una comunidad hippie, el Correcaminos iba dopado hasta las cejas y Betty Boop es un zorrón que pervierte a los niños. Aquí en España, los seguidores de estos mensajes (que los hay a patadas y cada vez más crecidos) dirán que Espinete lidera la revuelta de los indignados y que la Bruja Avería se reencarnó en Zapatero. En fin, va a ser verdad que la única diferencia entre Barrio Sésamo y ciertas cadenas de televisión de extremo centro que todos conocemos es que allí, al menos, tenían un reportero serio: la rana Gustavo.