“Yo leo los artículos de Playboy”. Queda muy fino. Hay camisetas que lo proclaman. Y claro, sólo leemos Interviú por sus reportajes de investigación. De estas mentiras piadosas, sobreviven algunas pequeñas verdades. Hace tiempo, la revista Interviú sacó una colección de Obras inéditas de los mejores autores de novela negra en castellano que recordaban, en tamaño e intenciones, a las añoradas novelas de quiosco. Gracias a ella conocí a Paco Ignacio Taibo II que publicó una novelita que me impactó profundamente: “El mundo en los ojos de un ciego”. Muchos años después, descubrí que mi adorado Silver Kane/González Ledesma también había editado una novelita inédita en aquella colección de Interviú. No he parado hasta hacerme con ella. Se titula “El adoquín azul” y es una pepita de oro, una auténtica maravilla, una pequeña joya literaria de 95 páginas que demuestra que Silver Kane es grande, grande, grande.

“El adoquín azul” cuenta la hermosísima historia de un amor imposible, la de un poeta republicano, un pacífico librepensador atrapado en las podridas redes de una sociedad anestesiada por el miedo. En 1945, tras una redada organizada por el jefe de policía local, Montero logra escapar gracias a la ayuda de una enigmática mujer que la que acaba secreta y perdidamente enamorado. Permanece encerrado durante un tiempo en un lugar oculto hasta que, finalmente, tiene que huir para no poner en peligro a la mujer. Muchos años después regresa a Barcelona con la intención de buscar a Ana…..

“Montero escribía sobre cosas tan perfectamente frágiles como las calles que cambian y las mujeres que envejecen…. Montero escribía cosas que se iban con el aire de la ciudad, cosas dedicadas a la nada”, mientras buscaba documentación en las bibliotecas y amaba con la mirada a las gentes de las calles. “Montero amaba su tierra, la misma tierra donde medía la luz de los portales, vagaban los perros que él conocía y envejecían las mujeres que él amaba”.