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Cari

El rincón de Cari

¡ERES UN FACHA!

Eso le he espetado hoy a una persona no sé si con derecho o no, no sé si los diálogos previos me lo permitían, no sé si mi hartazgo me lo permitía, no sé, demasiadas cosas, pero se lo he dicho.

Y ¿sabéis? No ha corrido la sangre, no me ha dado la impresión de que se haya sentido ofendido, más bien lo contrario.

A mi alguna vez alguien me ha llamado “roja” tampoco me importó, supongo que se le llama rojo al de izquierdas, facha al de derechas, aunque no sea así de simple, ya lo sé, nada es así de plano, así que la cosa no es tan grave, lo grave posiblemente sea no sujetar esta lengua…

El problema viene cuando topas con ese pensamiento que inquieta, que nos deja desasosegados por terriblemente insolidario, injusto, justificando lo injustificable.

Cuando de alguna manera la violencia de género es culpa de la mujer, cuando el maltratador resulta que se ha visto obligado a serlo, cuando la corrupción es Pecata Minuta, por eso del “y tú más”.

Cuando los inmigrantes no deberían estar aquí para nada, cuando total unos trajes… no son para tanto…pero es que eso viene de algo más que unos trajes.

En fin, cuando alguien me quiere hacer ver lo blanco y en botella de otro color, para esa persona está claro que de blanco nada.

Y al final hay que admitir que todo cabe, que cada persona tiene su idea por muy mal que me parezca/nos parezca, esa idea repito, es legítima, no compartida pero su derecho es igual que el mío.

Y ahí es donde llega la madre del cordero, cuando las palabras se comen otras palabras, y los sentimiento a flor de piel de comen otros sentimientos.

Estoy viendo un documental de un guepardo, y un chacal, les veo sobrevivir, se han rendido ambos dos si uno corría el otro más, al final se han quedado a pre, como se suele decir.

La próxima vez no habrá tanta suerte para alguno de ellos, seguramente para el chacal, el guepardo corre más, no en esta ocasión. ¿Dónde me sitúo entre estos dos bellos, pero implacables animales?

Y esto me hace pensar que ni yo quizá tenía derecho a llamar facha al otro, ni el otro a darme una bofetada de ideas que me resultan inadmisibles, o sea mejor quedamos como esos animales a empate en el ataque, en silencios de esas cosas que quizá nunca debimos decir, pero que no sé muy bien porqué, tampoco me ha dejado un gran remordimiento, sólo el saber de que a veces con la boca cerrada estoy más guapa.

¿Será porque a veces hay que soltarse la melena? Pues lo mismo voy a tener que ir a la peluquería a cortármela, más que nada para evitar tentaciones :)

Saludos blogueros.

Estáis todos invitados, bienvenidos

Sobre el autor

Castellana que adora el norte y a quien la vida trajo a Valladolid. Desde aquí comparto mis vivencias con vosotros.


febrero 2011
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