La junta de la trócola
Después de una jornada entre pésima y lamentable, ayer todavía me tenía reservada una sorpresita para rematar el día. Cuando ya estaba dispuesta a regresar a casa, tumbarme a la bartola y dedicar todo mi potencial a teclear el mando a distancia, mi coche se negó a arrancar. Probé una vez, y nada; una segunda, […]